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FÚTBOL COPA DEL REY

La lluvia arruinó el bautizo del Getafe en Primera

VÍCTOR SAORNIL El Getafe vio traicionada su ilusión de enfrentarse a un Primera División por la lluvia y perdió un partido que el Logroñés no mereció ganar. El colegiado, Merino González, convirtió el encuentro en una lotería por su cabezonería o por sus ganas de arbitrar. Los jugadores se vieron incapaces de ofrecer al valiente público que afrontó el frío nocturno una sola jugada trenzada. Controlar el balón era imposible. La pelota respondió al maltrato recibido con una sutil venganza: se alió con el embarrado terreno de juego y cuando debía correr se paraba; cuando debía pararse, giraba.

La piscina en que se había convertido el campo y el caprichoso recorrido del balón robaron el protagonismo a los jugadores. Estos últimos bastante tuvieron con mantener el equilibrio sobre el barrizal.

El Getafe, a pesar de los pesares, logró mantener el tipo durante 90 minutos. No creó, ni dispuso, de grandes ocasiones para meterse el encuentro en el zurrón. La estadística es suficientemente expresiva: los getafenses no lanzaron un solo córner; tardaron media hora en poner a prueba por primera vez a Vergara con un disparo inocente y sólo lo intentaron una vez más en la primera parte.

El equipo que dirige Carlos Aimar, plagado de suplentes, peló a la pizarra y a la disciplina para no perder el partido y acabó ganándolo. El Logroñés se asentó enseguida en el campo, juntó las líneas, reduciendo el campo a poco más de 20 metros y consiguió hacerse con el dominio territorial. Ante las precauciones de un Getafe comprometido con hacer un buen encuentro en su propio campo, los riojanos miraron hacia el portal de Caballero.

Para corregir la inoperancia atacante de su equipo, el técnico local Luis Sánchez Duque convirtió a Caballero en su mejor pasador. El portero getafense comenzó a colocar balones desde su área más allá del centro el campo y el juego quedó educido a la disputa por la posesión de la pelota. Entre el trasiego de unos y otros por despejar el balón, y a falta de 10 minutos, Lucio fue capaz de bajar a la hierba una pelota, se internó en el área y quebró la cintura de Herrero, obligándole a derribarle. El penalti lo falló Montero, incapaz de engañar a Vergara.

Los getafenses apechugaron con su desgracia y se lanzaron al ataque con más corazón que cabeza. El Logroñés lo aprovechó y logró un gol con el tiempo cumplido, que deja casi resuelta la eliminatoria, aunque las ovaciones se las llevaron los locales camino de los vestuarios.

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