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Condena de 20.000 pesetas para un conductor de la EMT que se enfadó y echó del autobús a los viajeros

"Cállense, coño"; "Váyase a tomar por culo...". Son sólo algunos de los insultos que dedicó un conductor de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) antes de enfadarse definitivamente, apagar las luces y el motor del vehículo (cargado de pasajeros) y echarlos fuera a casi todos, según fuentes jurídicas. El conductor se encorajinó porque un usuario le recriminó que se hubiese saltado varias paradas sin recoger a otros viajeros, pese a que había huecos en el autobús.El asunto llegó al Juzgado de Instrucción número 3 de Madrid y ha terminado con una condena de 20.000 pesetas por vejaciones para el conductor, Javier C. A. El curioso incidente se produjo el pasado 14 de diciembre, cuando el autobús de la EMT se encontraba cerca del hospital infantil del Niño Jesús y se dirigía al barrio de Moratalaz.

El juez considera probado que Javier C. A., conductor del autobús número 1.729 de la línea 20 de la EMT, no se detuvo en varias paradas. Y que al serle llamada la atención por un viajero, Fernando A. M., se dirigió a éste, sin dejar de conducir, diciendo: "A ver quién va gruñendo por ahí". Al escuchar ese comentario, Fernando le contestó: "Yo no gruño, hablo...".

"Cállense, coño"

La reacción del conductor, "prepotente y agresiva, dejó "sorprendido y asustado" a Fernando, según relata éste en una carta que envió a la dirección de la EMT tras el incidente. "Me llamó gilipollas, paró el autobús y me dijo: 'Vete a tomar por culo". "Ante mi negativa a bajar", resalta Fernando en la misiva, otros viajeros (que también habían visto cómo el autobús se saltaba las paradas pese a los gestos que hacían desde tierra otros usuarios para que parase) se solidarizaron conmigo, y también le recriminaron". A otro viajero, le espetó: "Cállese, patoso", y a los otros que también protestaron les dedicó un "Cállense, coño".Cuando la queja fue casi general, según la versión del denunciante, el conductor apagó el motor y las luces (eran cerca de las 21.00 horas) y se bajó del vehículo alegando que de allí no se movía hasta que no se apearan quienes le había recriminado.

Los pasajeros, asombrados, se bajaron y se fueron en busca de una patrulla de la Policía Municipal, que levantó el oportuno atestado. El asunto ha sido tramitado en los juzgados de Madrid como una falta por vejaciones.

El conductor del autobús escribió una carta al juez en la que se quejaba de que no le hubiera tomado declaración "ni antes del juicio ni durante su celebración". Y se defendía: "No se tomó en cuenta mi situación, un conductor de autobuses de una ciudad como Madrid, en unas fechas de pre-navidades, con mucho tráfico, sentado desde las 14.30 horas en el puesto de conducción y después de ser llamado loco, borracho y paleto, entre otros insultos". Asegura el conductor que vio al denunciante ir hacia su asiento "con ánimo de agredirle". ¿Hubiera sido mejor seguir conduciendo con cerca de 100 viajeros y haber tenido un accidente por culpa del denunciante?", cuestionaba en la carta.

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