El secretario general se aleja de los problemas de la 'cocina'

A. D. / L. L., El secretario general del PSOE, Felipe González, aparentó ayer sentirse muy alejado de uno de los asuntos que ocupa a la inmensa mayoría de los dirigentes de su partido: las cuestiones organizativas. González parece alejado, al menos de momento, de las cuestiones de la cocina.

El número uno lo dejó claro en Granada, incluso con cierto desdén: "Los ciudadanos no esperan que nos entretengamos mucho en cuál es el sistema de votación que vamos a utilizar, si es individual y secreto y cosas por el estilo". En todo caso, sí aprovechó para depositar unas gotas de conciliación en el partido, todo ello con vistas al congreso de marzo próximo. "Espero que haya pluralismo interno y cohesión, y que cuando discrepemos nos paremos un momento para ver cuánta parte de razón tiene el compañero, y a lo mejor resulta que la discrepancia no es para tanto".

Así, González ha entrado ya en el debate precongresual tan sólo en las cuestiones ideológicas, definición del proyecto de los socialistas y señas de identidad y dejará para marzo su opinión sobre cómo debe ser la ejecutiva, si debe haber un órgano intermedio o las funciones del comité federal. Una cosa dejó clara González: reniega de la idea de convertir al PSOE en una confederación de partidos. "Esto no es una confederación interterritorial; esto es un partido", dijo.

González quiere que los redactores de la ponencia marco no hagan una propuesta cerrada, sino que lleguen al congreso las propuestas que hasta ahora se han hecho. Unos y otros coinciden en que no pueden abandonar su carácter de organización de masas frente a otros modelos de partido, que optan por ser de cuadros o los llamados partidos parlamentarios.