El electricista de Alcalá 20 dice que la instalación era "todo un lujo"

Miguel Gabaldón, el electricista procesado por el incendio de Alcalá 20, aseguró ayer que el sistema eléctrico del local era "todo un lujo". Ni el fiscal -que le pide tres años de cárcel- ni los abogados de las víctimas le creen. Precisamente, las supuestasdeficiencias del sistema eléctrico y de seguridad "tubos con cables no empotrados, inexistente o confusa señalización de las puertas de emergencia"- resultaron fatales cuando se produjo el apagón y el humo tóxico y las llamas comenzaron a devorar el recinto, repleto de jóvenes.

La fiscal, Josefa Checa, sostiene que Miguel Gabaldón faltó a la verdad al certificar que la instalación eléctrica de Alcalá 20 se ajustaba a lo reglamentado. En sus calificaciones provisionales enumera bastantes anomalías relacionadas con la iluminación artificial del local, en el que perecieron 81 personas el 17 de diciembre de 1983.En la séptima sesión del juicio, Gabaldón declaró que todo cuanto él hizo contó con el visto bueno del Ministerio de Industria. Su línea de defensa se asemeja a la de los copropietarios de la discoteca, ya que también descarga una eventual responsabilidad en terceros. Pero choca con la argumentación de los propietarios en que éstos, a juzgar por sus abogados, no están dispuestos a asumir la culpa de que la instalación fuese ¡legal. "Que cada palo aguante su vela", subraya un letrado de la defensa.

El responsable de los 1.124 puntos de luz que había en Alcalá 20 se defendió así ante el tribunal, que preside Pedro Javier Rodríguez: "Una instalación de ese tipo requiere un proyecto. Una vez hecho, éste se presenta en Industria, donde un funcionario lo estudia y, si lo ve bien, le da el visto bueno. Después, un técnico inspecciona la instalación, de acuerdo con el proyecto, y la aprueba o no". En el caso de Alcalá 20 fue aprobada. "Lo que no entiendo es cómo no están sentados aquí el autor del proyecto y el funcionario de Industria que dio el visto bueno", señaló a este periódico Julián Pérez, su abogado.

Puertas de emergencia

No obstante, Gabaldón aclaró que la instalación no sólo era correcta y legal sino que, además, estaba sobredimensionada; los dueños [de Alcalá 20] no escatimaron en materiales de primera clase y seguridad". Negó que las luces de las puertas de emergencia fuesen de confusa o difícil visión y que, semanas antes de la inauguración de Alcalá 20, se hubiese modificado el tendido sin autorización. Sólo se cambiaron algunas minucias (varios puntos de luz), sin importancia. En contra de lo que sostiene el fiscal, Gabaldón subrayó que el encendido de emergencia estaba preparado para funcionar en el momento en que se produjese algún fallo en la red principal.

El fiscal le pide un total de tres años de cárcel por imprudencia temeraria y por falsedad. Disponía de una autorización de Industria para emitir informes sobre instalaciones eléctricas. Gracias, en parte, a un informe suyo sobre la infraestructura eléctrica del local, Industria concedió a Alcalá 20 un permiso para abrir la temporada en que se produjo el incendio, según el fiscal.

Ya ha pasado un decenio, y Gabaldón tiene hoy 75 años. Aunque al final del juicio recayese sobre él una condena, difícilmente, dada su avanzada edad, ingresaría en prisión. En este juicio sólo se juega su patrimonio personal: todos sus bienes serían embargados, según admite su abogado, Julián Perez. La vista proseguirá el próximo lunes, a las diez de la mañana.