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Entrevista:

"Ganar 'guita' con el tango no estaría nada mal"

Para ser un teleadicto que goza de la vida atrincherado en su privilegiado palomar con vistas a la plaza Mayor, y para ser un tipo que detesta viajar, tiene mérito que Bartrina, en Madrid apodado El Gorila, un casta que pronuncia el inglés tal y como lo ve escrito, haya cruzado el charco para cumplir un par de hazañas, que sepamos. Una, cantar tangos en el mismo Buenos Aires delante de su ídolo, el maestro Goyeneche. Y dos, pescar una barracuda caribeña en los cayos cubanos. Porque un tanguista verdadero es aquel que hace del mundo un maratón. Realista y grotesco, rocambolesco y audaz. Como lo pinta el escritor argentino Copi en su novela La vida es un tango.Antonio Bartrina y su grupo Malevaje acaban de sacar su sexto disco, Va cayendo gente al baile, un paso más en la evolución de ese sentimiento triste que se baila.

Pregunta. ¿Podría describirme lo que ve cuando se asoma al balcón de su casa?

Respuesta. Veo mucho guiri (extranjero), dentro de poco el mercadillo navideño. Un año vi a dos concejales disfraza(los de reyes magos peleándose en plena cabalgata. Y cosas horrorosas, como la Tuna. En verano aguantainos muchos clavelitos, pero qué se le va a hacer. También veo el reloj de la Telefónica. En esta casa siempre vamos bien de hora.

P. ¿Cuál sería en Madrid una ruta del tango?

R. Toda la parte vieja es muy tanguera. Casi todas las ciudades lo son, pero ésta de una forma especial, porque es muy latina, y en el tango hay raíces españolas. El malevo argentino siempre se pareció un poco al chulapo madrileño.

P. Entonces, ¿por qué el tango es un género de culto y al chotis se le trata con desdén?

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R. A mí el chotis me gusta. Aquí, como en muchos otros sitios, ha habido una fuerte dictadura musical con el pop y el rock and roll, que me encantan, ¡eh! A partir de Los Beatles, la música latina cayó en el olvido. En Argentina, el tango resulta arrabalero y casi subversivo, igual que el flamenco en España hace 20 años. Son músicas fuertes de orígenes amargos, como el blues. Pero parece que ahora le toca al pop estar pasado de moda.

P. ¿Es cierto lo que dicen de Carlos Gardel en Argentina, que cada día canta mejor?

R. Sí, especialmente desde que se inventó el disco compacto. No sé si ha sido el mejor cantor de tangos, pero a mí me encanta. Como buen gardeliano, le reconozco el mérito de darle al tango categoría en su patria y fama fuera. Fue un gran cantante, un gran tenor.

P. ¿Por qué Malevaje no ha presentado todavía su último disco?

R. Porque, después de haber pensado en el teatro Alfil para dar un par de conciertos, parece que hay problemas otra vez con los ruidos, los vecinos y tantas pegas como las autoridades ponen a la cultura.

P. Grabar seis discos, uno en directo, no está nada mal.

R. El primero salió en 1985. Empezamos y seguimos con una discográfica independiente que, al ser absorbida por una multinacional, nos despidió. A Burning y a nosotros. Con un par de narices y dinero a medias con nuestro apoderado, hemos grabado este disco. Va cayendo gente al baile es distinto a todo lo anterior. Es más moderno y tiene mucha milonguita, pa que la gente se mueva.

P. ¿Y a qué aspira un tanguista en Madrid?

R. Hombre, pues ganar guita con el tango no estaría nada mal. Yo soy fotógrafo de oficio, jamás estudié canto. Pretendo estar a gusto en la vida y este trabajo me encanta, porque disfruto si veo a la gente disfrutar. Por eso me fastidia que en Madrid se esté perdiendo la alegría. Y no es la crisis. Crisis ha habido siempre.

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