Un fuego en el cine Amaya causa el pánico entre los espectadores
Cuando Harrison Ford emprendió una de sus múltiples fugas en la pantalla, los espectadores del cine Amaya olieron a chamusquina y decidieron imitar al protagonista de El fugitivo, la película que se proyectaba. Primero fueron unos pocos; después, más de un centenar los que, según testigos presenciales, abandonaron precipitadamente la sala de proyección y se agolparon en la salida de emergencia, sin que ésta llegara a abrirse. El motivo de la masiva huida, que obligó a interrumpir la proyección de la película estadounidense, fue un pequeño fuego en un cenicero-papelera, causado por una colilla.El fuerte olor a quemado llegó a la sala a través del sistema de aire acondicionado, según uno de los empleados. El pánico cundió entre numerosos espectadores del patio de butacas y del entrepiso [el local dispone de tres niveles], que acabaron abandonando sus localidades.
"Al principio, se levantaron unos pocos. Pero el olor iba a más y la gente empezó a asustarse", relató ayer uno de los espectadores, quien criticó la actuación de los empleados de la sala. "Apenas hicieron nada. No sabíamos qué hacer cuando estábamos en la salida de emergencia, que no se abrió", añadió.
"Todo vino porque dos personas empezaron a gritar. Cuando la gente estuvo en la salida de emergencia, se les retuvo. Las puertas podían abrirse", indicó un trabajador del local.
El cine Amaya, situado en la calle del General Martínez Campos, puede acoger a 1.058 personas. A la sesión de noche del pasado miércoles -día del espectador- asistieron 874.
Aparcamiento ilegal
"Los empleados estaban asustadísimos, no paraban de subir y bajar. Un acomodador, linterna en mano, entró en la sala cuando empezaba a desalojarse y no dijo nada. En ningún momento nos explicaron lo que ocurría", explicó el citado testigo.El jefe de personal del cine, Antonio Muñoz, restó ayer importancia a lo sucedido: "Si la puerta de emergencia no se abrió es porque nadie lo intentó".
En la sesión de tarde de ayer las puertas de emergencia del cine se abrían con facilidad. Sin embargo, varios vehículos taponaban la salida, ubicada en la calle de Viriato. Aparcar coches delante de las puertas de locales de espectáculos está prohibido, pero esta norma se incumple cada noche en decenas de cines, sin que las grúas actúen (EL PAÍS del 8 de marzo).
"Eso es problema del Ayuntamiento. Nosotros no podemos llevamos los coches", dijo el jefe de personal del cine, propiedad de la empresa Industriales del Cine (Inducinsa). Según Muñoz, durante el incidente trabajaban en el cine nueve personas.
Apagado el fuego, se reanudó la proyección de la película del director Andrew Davis. "Nos dijeron: 'Venga, ya pueden entrar, que no pasa nada", recordó uno de los espectadores. El olor a quemado persistía en la sala.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.