El FMI concluye su asamblea anual sin recetas para reactivar la economía
La asamblea anual conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial concluyó ayer tal y como había empezado: con impotencia y resignación. Después de tres días de sesiones plenarias y otros seis de encuentros previos, los representantes de los 115 países miembros de estas instituciones abandonan hoy la capital norteamericana con la maleta vacía. Tras nueve días de debates, los países industrializados han sido incapaces, a pesar de los continuos llamamientos de unos y otros, de diseñar una política para relanzar la economía.Tampoco hay recetas para crear empleo. Mientras tanto, los países en vías de desarrollo han pedido insistentemente el fin de un proteccionismo que les asfixia. El director ejecutivo del FMI, Michel Camdessus, empezó y terminó sus intervenciones en las reuniones de otoño prácticamente con el mismo mensaje: hay que reconducir la política económica hacia una vía de mayor entendimiento. Pero el llamamiento de Camdessus ha sido este año como la voz que clama en el desierto. Los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales que han asistido a la 49 asamblea del fondo, no han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre la recetas para salir de la crisis y encontrar ese crecimiento sostenido capaz de reducir el desempleo.
Las diferencias aparecieron el primer día. Sobre todo entre los países industrializados. Algunos ministros ni siquiera han estado de acuerdo con las previsiones macroeconómicas contenidas en el World Economic Outlook, que situaba a tres de las siete naciones más ricas de la Tierra -Alemania, Francia y Japón- con crecimientos negativos este año.
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