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Corcuera niega que se haya maltratado a detenidos

El ministro se compromete ante el Parlamento a dimitir si se demuestra que ha mentido

El ministro del Interior, José Luis Corcuera, se comprometió ayer en el Parlamento seis veces a asumir todas las consecuencias políticas si en el futuro se revela falsa la versión que ofreció de la muerte de dos presuntos etarras detenidos, Xabier Galparsoro, y Miren Gurutze Yanci, y los "no 22 hematomas, sino más", que tenía María José Lizarribar. El ministro rechazó de plano la existencia de malos tratos, pero admitió negligencia del funcionario que custodiaba a Galparsoro cuando cayó desde una comisaría en Bilbao; defendió, aunque derivó a una valoración de los médicos, la actuación de la forense que recetó por teléfono a Miren. Gurutze Yanci -muerta de congestión visceral generalizada- y admitió el empleo de "cierta fuerza" con José Maria lizarribar, aunque dijo que tenía ya "más de 22 hematomas" antes de entrar en dependencias de la Guardia Civil. El Parlamento y la fiscalía respaldan esta versión.

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"Créanme si les digo que en pocas ocasiones he sentido la necesidad imperiosa de dirigirme a todos los ciudadanos españoles a través de sus señorías como en esta ocasión. Este acto no puede suplantar la acción de la justicia, pero tengo la intención de trasladar a la Cámara y al conjunto de la sociedad toda la información que obra en mi poder fruto de la investigación realizada y que, como podrán comprobar, tiene soporte en lo que creo que es la verdad objetiva hoy, consciente como soy de que modificaciones en el fondo de lo que hoy diga en esta comparecencia llevarán a la asunción de responsabilidades políticas de quien corresponda, incluyendo, por supuesto, mi propia responsabilidad. Con tal preámbulo abría en la mañana de ayer Corcuera, ante la Comisión de Justicia e Interior, un emotivo y denso discurso sobre el resultado de las investigaciones internas de la policía y la Guardia Civil sobre supuestas irregularidades en el trato a tres presuntos etarras detenidos. La expectación era máxima y había concitado el interés de diputados ajenos a la comisión, como el ex juez Baltasar Garzón o el dirigente de IU Julio Anguita."Soy consciente de mis limitaciones, pues aun haciendo los máximos esfuerzos de claridad y transparencia, los que en su día explotaron hasta el infinito la muerte del presunto etarra Mikel Zabalza o la foz de Lumbier [suicidio de dos activistas], y que todavía no han reconocido su responsabilidad en las terribles y falsas acusaciones que vertieron, esos mismos, se frotan hoy las manos ante un posible beneficio", añadió el ministro.

"Entonces los hechos no les dieron la razón. Tengo la convicción de que hoy tampoco los hechos les darán la razón. Sólo a los demócratas, sólo a los que no justificamos la muerte, sea de un anciano o de un niño, ni los malos tratos o cualquier otro atentado a la vida o a la integridad de las personas, nos interesa de verdad aclarar lo ocurrido. Acabamos de presenciar una ofensiva contra la policía autonómica vasca; ahora estamos en otra que tiene como objetivo el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil".

Trato "deferente"

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"Nadie tiene derecho democrático a dudar sin argumentos, y mucho menos a manipularlos como hace el entorno de los violentos cuando su comportamiento consiste en justificar torturas tan evidentes como el secuestro o en vitorear a condenados por asesinatos", concluyó Corcuera.

Corcuera señaló que Galparsoro recibió trato "deferente" y confirmó la apertura de un expediente sancionador al comisario que por presunta negligencia lo dejó escapar. "Si hubiera sido un primer piso, ahora buscaríamos a un liberado de ETA", dijo.

Sobre María José Lizarribar argumentó que presentaba "no 22 hematomas, sino muchos más", pero todos ellos producidos, según su versión, antes de ser detenida, aunque admitió que los agentes emplearon con ella "cierta fuerza" para introducirla en Intxaurrondo, cuartel de la Guardia Civil en San Sebastián. Esta detenida sí denunció malos tratos ante la Audiencia Nacional, referidos a su estancia en Intxaurrondo.

Aunque inicialmente defendió la actuación de la forense que recetó telefónicamente a Yanci, luego afirmó que su actuación profesional sólo podía ser enjuiciada por los facultativos. Ventura Pérez Mariño, el ex juez y portavoz socialista, no dudo en señalar que pudo haber negligencia médica, algo que rechazó de plano ante los periodistas su compañero de partido y profesión Baltasar Garzón, que elogió el buen hacer de dicha médica.

El portavoz de IU, Antonio Romero, coincidió con tales argumentos, aunque mostró su extrañeza de que se ofreciera una cerveza a Galparsoro cuando ya presentaba síntomas de embriaguez.

Francisco Álvarez Cascos, del PP, afirmó que no disponía de ningún dato que permita poner en entredicho la versión del ministro, y atribuyó a una "coincidencia fatal" la suma de estos Iamentables incidentes". Xabier Albistur, de Eusko Alkartasuna, esgrimió su temor de que exista una mano negra. Juan Chávarri, del PNV, apeló a los recelos de la memoria histórica y censuró la actuación médica.

[El dirigente de Herri Batasuna Floren Aoiz calificó de "mentiroso" al ministro de Interior, José Luis Corcuera, del que dijo que "como todos los justificadores de la tortura es un personaje despreciable", informa Aurora Intxausti. Corcuera, según Aoiz, se ha expresado en su comparencia como "un criminal, como miembro de un Gobierno criminal que es responsable de estos asesinatos". Herri Batasuna, que no acudió a la comparecencia del ministro de Interior, difundió un comunicado.]

A solas y sin esposas

Xabier Galparsoro es detenido a las 20.30 del día 23 por la policía municipal de Durango, que lo acusa de presunto robo con intimidación. El detenido se revuelve contra un agente y acaba por los suelos. El forcejeo le ocasiona un hematoma en el pómulo izquierdo, un chichón en la cabeza y rasguños. El médico que le atiende reseña tales signos y su embriaguez. Al aflojarle los grilletes, Galparsoro embiste a un agente. Se le interviene una pistola, dinero y condones. A las 23.45 es entregado a la Jefatura de Policía de Bilbao. Para su traslado a Vitoria, a fin de comprobar a qué piso corresponden sus llaves, es sacado de los calabozos y se queda a solas y sin esposas en el archivo con el comisario Manuel Álvarez. Bebe una cerveza y, aprovechando un descuido, salta por la ventana.

Lesiones sin aclarar

María José Lizarribar es detenida a las 21.35 del día 20, acusada de alojar en su domicilio a los integrantes del antiguo comando Donostia, de ETA. A las 22 horas se le hace descender del vehículo policial en Intxaurrondo con una "cierta fuerza" ante su resistencia. El médico que la atiende a las 23 horas le aprecia "múltiples equimosis en ambos brazos" y en otras partes del cuerpo. "Refiere la detenida que dichas lesiones son recientes y que tiene mala circulación, con tendencia a sufrir hemorragias cutáneas por traumatismos mínimos. Presenta, un estado general aceptable". Los forenses la visitan en cuatro ocasiones ya en Madrid. Según el ministro del Interior, "no es posible averiguar el agente causal, ya que una mínima agresión sería suficiente para causarlas".

Respiración dificultosa

Miren Gurutze Yanci ingresa a las 2.30 horas del pasado día 23 en la comandancia de la Guardia Civil de San Sebastián. A las 14.30 llega al cuartel de Tres Cantos, en Madrid. El forense la ve a las 20.15. Le observa "sibilancias [respiración con silbidos] y roncos en las bases pulmonares". La presa refiere que fue detenida sin violencia ni maltrato. No había signos externos de violencia. Sólo un cuadro irritativo respiratorio, con tos, expectoración y flema. A las 3.15 horas del día 24, comunica por teléfono a la forense que ha sufrido cierto dolor en el esternón, ya remitido, con síntomas coincidentes con los diagnosticados. La médico le receta mucorex y le pide que llamara si observa anomalías. 45 minutos después, empeora y muere durante su traslado a un hospital.

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