Los modélicos
Ciempozuelos, Morata, Robledo y San Sebastián de los Reyes son los municipios de Madrid que más se ajustan a la definición de encierros que señala el reglamento: "Carrera frontal de las reses acompañadas de cabestros desde el lugar de la suelta hasta la plaza". En estas localidades todo se desarrolla como en Pamplona, ya que los toros se lidian en las corridas vespertinas. Según el alcalde de Ciempozuelos (11.000 habitantes), Joaquín Tejeiro, del PSOE, tras las carreras se suelta una vaquilla de capea para dos más incansables. Este alcalde considera que el objetivo marcado por la Comunidad y los ayuntamientos es que todo transcurra como en San Fermín, pero cada pueblo tiene sus rituales, que en ocasiones lógicamente habrá que variar.La federación de peñas taurinas considera los encierros y capeas como espectáculos secundarios que también necesitan, no obstante, mimo.
"El toro siempre lleva peligro, pero éste es menor si todo se cumple. El problema es estar siempre encima de los ayuntamientos", indica el secretario de esta organización, Domingo Delgado.
Según las peñas taurinas, donde existe una rica tradición taurina las cosas se hacen bien y se respeta a los animales.
"Es ilógico pensar que nosotros, amantes de la fiesta, consintamos que ocurran barbaridades", agrega Domingo Delgado, quien asegura que los problemas surgen en ciudades-dormitorio, donde se producen situaciones desagradables porque los festejos reciben otra interpretación.
En estos municipios, según la federación, había encierros hace años, pero ahora, con el aluvión de habitantes y de los visitantes que acuden al olor de la fiesta, han evolucionado hacia capeas desordenadas.
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