Morbo y realidad

Lo único contrastado en el caso Manila es la autenticidad de los viajes a la capital filipina de varias modelos y famosas presentadoras de televisión. En el mundillo de la moda en Sevilla era vox populi también la existencia de castings organizados por Genoveva Osborne Ybarra -que regenta un negocio de bisutería- en busca de, jóvenes dispuestas a trasladarse hasta Manila para pasar colecciones de joyería. Un trabajo muy bien pagado y para cuya organización, Genoveva contaba con tres directas colaboradoras: Sonia Vera Teixeira, Amelia Ferreras Cruces y Carmen Herrero Funes. A las dos primeras, residentes en la capital sevillana y en la localidad próxima de Dos Hermanas, la policía aún no ha podido localizarlas, mientras que Carmen Herrero, permanece en Manila con Elizalde, según la declaración de Genoveva.

Precisamente lo desorbitado del coste de la expedición a Manila, -sólo el vuelo que realizaban en primera clase valía 600.000 pesetas ida y vuelta- adonde han viajado en los últimos cuatro años decenas de jóvenes, levantó las sospechas de la policía de que pudiera ocultar una trama delictiva.

Las chicas, en torno a los 20 años, y procedentes de Andalucía, Canarias, País Vasco, Comunidad Valenciana y Madrid, recibían, además del alto caché por la sesión fotográfica (unas 280.000 pesetas pagadas en dólares) y, entre otros regalos -pendientes y relojes de oro y ropa de lujo-, un aparatoso muñeco de peluche sumamente sospechoso también. Sobre todo, porque lo facturaban por separado y la chica sólo lo recuperaba una vez en España.

Sin embargo, todo lo especulado hasta el momento sobre la posibilidad de que en su interior se transportaran ilegalmente joyas -más concretamente, piedras preciosas-, figura sólo a modo de hipótesis en las conclusiones policiales remitidas al juzgado. Lo que nadie le niega a la historia es una buena dosis de morbo.