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Miles de personas piden en San Sebastián la libertad del industrial secuestrado

Aurora Intxausti

Los empleados de Ikusi junto a 2.000 ciudadanos, entre los que se encontraba el presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, se manifestaron anoche en San Sebastián para pedir la liberación del industrial Julio Iglesias Zamora, secuestrado por ETA el pasado 5 de julio. Los trabajadores se encerrarán mañana durante cuatro horas en las dependencias de la empresa para protestar por el cautiverio del secuestrado.

Los asistentes al acto, convocado por los trabajadores de Ikusi,, llevaban prendido un lazo azul, símbolo acordado por cuatro asociaciones pacifistas del País Vasco. Ardanza manifestó ayer: "Sería positivo que todos los ciudadanos que luchan por la paz y la libertad sin complejos lleven este símbolo", indicó.En la plaza de Guipúzcoa, lugar en el que Gesto por la Paz lleva a cabo cada lunes concentraciones silenciosas para pedir la liberación de Julio Iglesias, los trabajadores de Ikusi leyeron una carta dirigida a su compañero de trabajo. En la misiva recuerdan el tiempo que Julio Iglesias lleva en poder de sus secuestradores y dicen: "Sabemos que no te dejarán escuchar estas palabras, pero nos gustaría que supieras que cada día son más los que nos apoyan y colaboran para conseguir que vuelvas". La lectura de la carta finalizó con un sonoro aplauso por parte de los asistentes.

El portavoz de la familia, Antonio Elósegui, mantiene que hasta el momento no ha habido ningún tipo de contacto aunque están convencidos de que Julio Iglesias se encuentra en poder de ETA. Agentes de la Ertzairitza han localizado en una mina abandonada de Oyarzun (Guipúzcoa), durante los rastreos en busca del secuestrado, nueve kilogramos de amonita y goma dos.

Mientras, permanecen en dependencias policiales Mikel Urkidi Ostolaza, Juan Carlos Arregi Peñagarikano, Ivan Illarramendi Ortiz y Joseba Tolosa Matxinandiarena, detenidos por su presunta relación con ETA.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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