Dudas razonables
La renta variable continúa mostrando una de sus caras más feas, la de ausencia total de alicientes a medio plazo. Los analistas se esfuerzan por adecuar sus explicaciones a los resultados de cada sesión, pero ni siquiera esta argumentación a toro pasado consigue anular la sensación de desconfianza que está detrás de la aparente estabilidad de la Bolsa. El arbitraje con otras plazas y los intentos para mantener a los índices cerca de los niveles de referencia a base de tocar a unos cuantos valores, apenas resultan suficientes para absorber los excedentes de papel, más significativos en un mercado en el que los paquetes de control alcanzan niveles muy elevados.El volumen de negocio se ha situado en torno a los 12.000 millones de pesetas, un nivel de cuya neutralidad debe dudarse, ya que incluye algunas aplicaciones importantes y no da cuenta del posible predominio de uno de los dos elementos en juego. El resultado del índice general, 41 centésimas de ganancia, es una contribución a la duda, pues se llegó a él tras una pérdida constante de posiciones desde los primeros precios de la jornada. La coincidencia con los mercados internacionales -en cuanto a la orientación general- es grande, ya que ayer todos ellos se anotaban ligeros avances que pueden ser reacciones técnicas. Tokio se acercó al 20.000, Wall Street reanudaba la actividad con una caída de 32,11 puntos y llegar a 3.451,86 puntos y en Europa ninguna subida superaba el 0,5%. Madrid ganó un 0,16% y el Ibex 35 cierra el día con una subida del 0,19%.
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