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Los nervios de Novotna dan el quinto título a Graf

Alex Martínez Roig

La final femenina de 1993 es un buen ejemplo para quien dude de que el tenis también se juega en la cabeza. Nunca tendrá Jana Novotna (República Checa, octava cabeza de serie) Jana ventaja tan clara para ganar el título de Wimbledon. Estaba dominando por 4-1 en el tercer set y sacaba con ventaja de 40-30. Le bastaba un punto para situarse 5-1. En ese momento, su sistema nervioso saltó por los aires. Steffi Graf (Alemania, la) se encontró con el regalo de su quinta victoria en el torneo londinense: 7-6 (8-6), 1-6 y 6-4 en dos horas y 14 minutos. Desde hace 12 años (cuando la estadounidense Chris Evert ganó en 1981), Graf y la norteamericana Martina Navratilova se han repartido todos los títulos de Wimbledon. A Graf, que ha ganado en 1988, 1989, 1991 y 1992, el éxito de ayer le reporta 53 millones de pesetas.

La escena fue dramática. La duquesa de Kent, ceremoniosa, le dijo unas palabras de consuelo a Jana Novotna tras entregarle el trofeo de finalista. Jana, desesperada, se echó a llorar en su hombro. Allí estuvo unos larguísimos segundos, mientras la duquesa, sorprendida, le daba unas palmaditas en la espalda. Las lágrimas no acabaron ahí. Cuando Steffi Graf recogió el de vencedora, se acercó a Jana y apoyó la cabeza en su hombro. También tenía los ojos llorosos. ¿Qué pasó para que la final de Wimbledon se convirtiese en un drama semejante?Los nervios siempre juegan un papel importante en los deportes, especialmente en los individuales. Los grandes campeones son los que elevan al máximo el nivel de su juego en los puntos realmente importantes, en los que puede cortarse con un cuchillo la tensión ambiental. Novotna tiene el tenis suficiente para ser la número uno mundial. Pero es la octava. Ayer quedó claro el porqué. Es incapaz de controlar sus nervios. Por segunda vez se le escapó una final de Grand Slam, pues ya había perdido el Open de Australia de 1991. Si consigue dominar esa faceta de! su personalidad, puede sumar muchas victorias. Si no, se quedará con un palmarés muy semejante al de su entrenadora, Hana Mandlikova, mejor jugadora incluso que ella y recompensada únicamente con cuatro títulos del Grand Slam.

El crack en el cerebro de Novotna se produjo en la tercera manga. Todo estaba yendo muy bien para ella. Perdió la primera manga, pero lo hizo con un apretado 8-6 en el desempate. Graf, muy presionada en su servicio e incapaz de sobrepasarla en la red, parecía haber bajado la guardia. El primer set le había exigido un gran esfuerzo (Novotna le remontó un 5-3) y daba la sensación de haber entrado en una laguna de concentración. Novotna, ligando un juego de ataque con su saque y una volea de extraordinaria calidad, ganó la segunda manga por 6-1 en sólo 25 minutos. Fue un recital ofensivo como hacía tiempo que no se había visto en el tenis femenino. Aunque necesitó tres bolas de set, todo el mundo pensó que Novotna se había quitado de encima, por fin, la fama de perdedora cuando acabó la manga con un ace.

Esa sensación se mantuvo durante la primera parte del tercer set. Novotna mantenía su presión ofensiva y Graf iba cediendo poco a poco. Miraba al palco y movía la cabeza en sentido negativo. Perdió dos veces su saque, incapaz de frenar la avalancha ofensiva de Novotna y errando más de lo que ella acostumbra, y se colocó con 4-1 en contra.

En ese momento, Graf estaba muerta. Se acabó. Ya había dado el partido por perdido. No veía agujeros en el juego de la checa. Novotna seguía su camino. Se colocó, con 40-30, a un solo paso del 5-1.

Entonces ocurrió. Su sistema nervioso se hizo añicos. Primero, cometió doble falta. Luego, envió una volea fácil a la pared del fondo de la pista. Y remató la pérdida del saque con un smash a la red. Graf no se percató y siguió con la guardia baja. Con su saque y cometiendo muchos errores, dejó que Novotna se situase con 15-40. Pero la checa dejó pasar otras dos bolas para colocarse 52. Simplemente, no fue capaz de ponerlas en la pista y Graf se acercó a un 4-3. El estallido definitivo llegó después. Novotna cometió tres dobles faltas con su saque, las dos últimas consecutivas, entregándole el juego a Graf: 4-4.

El regalo ya era clarísimo y la alemana no lo dejó escapar. Ganó su saque en blanco y se dispuso a romperle el servicio a Novotna por última vez. A estas alturas del partido, la checa ya quería irse de la pista, devastada por sus errores. Graf aprovechó su primera bola de partido. Incrédula, Steffi lanzó la raqueta hacia el cielo, se acercó a la red, besó a Novotna y se echó a llorar en su silla tapándose la cara con una toalla. Comenzó entonces el festival de emociones.

El cansancio y el compañerismo

La checa Jana Novotna se resistió a aceptar que su derrota se debiera a los nervios: "Me sentía cansada. Llevaba dos horas jugando. Cuando estoy cansada, no me pongo tan nerviosa. No creo que los nervios hayan sido la causa de mi derrota. Simplemente, he luchado por la victoria y no ha sido mi día".Novotna explicó las razones de sus lágrimas sobre el hombro de la duquesa de Kent: "La conozco de las finales de dobles y de mixtos. Cuando la vi acercándose a mí, sonriéndome, y me dijo: 'Jana, creo que puedes conseguirlo; no te preocupes', me dejé ir. Fue muy emocional porque creo que ella es una dama realmente buena".

También explicó Novotna que Graf le había dicho 'lo siento', antes de llorar también sobre su hombro.

La tenista alemana, la centésima campeona de Wimbledon, reconoció que, con 4-1 en contra en el tercer set, ya se sentía perdedora. "Al final, lo he sentido por ella, pues Jana ha jugado muy bien. Todavía no puedo creer lo que ha sucedido". Cuando se le preguntó si Jana debía mejorar su preparación mental, Graf dijo: "¿Cómo se entrena eso? Es un cerebro humano".

Graf reconoció que sintió la alegría de la victoria durante unos segundos, pero que enseguida pensó en lo que debería estar sufriendo Novotna: "Me ha pasado en varias ocasiones, como a todos los tenistas. Cuando la vi, sabía exactamente lo que estaba pasando por su cabeza".

Final americana en el Día de la Independencia

Estados Unidos celebra hoy su Día de la Independencia en la pista central de Wimbledon. Dos estadounidenses, Pete Sampras (1º) y Jim Courier (3º), se enfrentan en la final masculina (15.00 horas, televisiones autonómicas), lo que sucede por octava vez en la historia del torneo (la última, en 1984, con John McEnroe ganando a Jimmy Connors por 6-1, 6-1 y 6-2). Ninguno de los dos posee este título. Tienen muchas semejanzas (nacionalidad, residencia, signo zodiacal -Leo-, estatura ... ) y también muchas diferencias (Courier juega desde el fondo y Sampras es un atacante). Además de los 59 millones de pesetas para el ganador, está en juego la plaza de número uno. Sampras la conservará si gana y Courier se la arrebatará si es él quien vence.PETE SAMPRAS. Nacido el 12 de agosto de 1971 en Washington DC, Sampras reside en Tampa (Florida). Mide 1,85 metros y pesa 81 kilos. Es el más joven ganador del Open de Estados Unidos (lo consiguió en 1990 a los 19 años y 28 días). Su estilo es tremendamente sobrio. No grita en la pista, gesticula muy poco y elude los conflictos con los jueces o los adversarios. Es un gran admirador del australiano Rod Laver. A diferencia de sus compatriotas, prefiere Wimbledon al Open de Estados Unidos. Su saque es muy poderoso: ante el alemán Boris Becker, en las semifinales, consiguió 12 aces y alcanzó los 200 kilómetros por hora. Su mejora (en 1992 perdió en las semifinales) reside en su resto, en el que ha trabajado muy duro. Tiene mucha mano, definición que se utiliza en el argot tenístico para definir el juego corto cerca de la red.

JIM COURIER. Nacido el 17 de agosto de 1970 en Sanford (Florida), Courier reside en Dade City (Florida). Mide 1,85 metros y pesa 79 kilos. Suma cuatro títulos del Grand Slam: dos Roland Garros (1991 y 1992) y dos Open de Australia (1992 y 1993). Es el jugador más consistente de la temporada porque ha llegado a la final de los tres primeros grandes: Australia (ganó), Roland Garros (perdió ante Sergi Bruguera) y Wimbledon. Le entrena José Higueras, con el que, ya logró su primer éxito en París. Higueras ha trabajado mucho en la mentalización de Courier, cuyo carácter es muy difícil de controlar en la pista. Su tenis es brusco y poco elegante. Parece un leñador reconvertido. Sin embargo, su fuerza es tremenda desde el fondo. En Wimbledon le ha beneficiado que no lloviese porque las pistas están más duras y las bolas botan más.

Enfrentamientos previos: Sampras domina a Courier por siete victorias a dos (16 sets por ocho). Se han enfrentado en tres finales y las ganó él. Han jugado dos veces en el Grand Slam: en el Open de Estados Unidos de 1991 (cuartos de final) venció Courier y en el mismo en 1992 (semifinales) lo hizo Sampras.

Claves: El servicio de Sampras y el resto de Courier. Si llueve, Sampras tendrá más posibilidades.

Favorito: Sampras.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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