Sampras y Courier llevarán el título a EE UU
El título masculino de Wimbledon irá a Estados Unidos. Pete Sampras (EE UU, 1º) y Jim Courier (EE UU, 3º) se clasificaron ayer para la final de mañana, de la que saldrá un campeón inédito. Sampras derrotó a Boris Becker (Alemania, 4º) por 7-6 (5), 6-4 y 6-4 en 2.14 horas. Fue un tremendo duelo entre dos de los más poderosos servicios del circuito. Courier (EE UU, 3º) venció a Stefan Edberg (Suecia, 2º) por 4-6, 6-4, 6-2 y 6-4 en 2.39 horas. Cayeron así dos ex ganadores del torneo. La final Sampras-Courier revaloriza aún más, si cabe, la victoria de Sergi Bruguera en Roland Garros, porque les venció a ambos en París; a Sampras, en los cuartos de final, y a Courier, en la final.
El triunfo de Sampras, de 21 años, fue toda una exhibición de tenis sobrio y eficaz. Sampras se considera heredero de los clásicos, es decir, de los Rod Laver, John Newcombt o Ken Rosewall, aquellos australianos que maravillaron al mundo del tenis en los sesenta. Y donde esos clásicos triunfaron fue sobre la hierba, una superficie en la que Sampras parecía tenerlo difícil. El año pasado ya fue semifinalista, pero esta vez, retocando técnicamente su juego, ha conseguido llegar un paso más adelante.El partido fue un violento choque entre dos jugadores que tienen un servicio durísimo. La diferencia estuvo en el resto. Como Sampras acertó mucho más, Becker se sintió siempre presionado en su servicio. El alemán cometió hasta 12 dobles faltas, tres de ellas en un mismo juego, el que psicológicamente decidió el partido en la segunda manga. Siempre se ha resaltado que el servicio es la clave del juego sobre hierba, pero aún más importante es el resto. Y eso lo demostró ayer Sampras.
La liturgia del servicio fue seguida religiosamente por los dos jugadores. Ambos sabían lo que se jugaban cada vez que elegían una bola para sacar. La primera manga estuvo tremendamente igualada hasta el 12º juego, cuando Becker concedió la primera bola de ruptura (no aprovechada por Sampras). El desglose del desempate puede servir de ejemplo de cómo fue el encuentro: Sampras lo ganó por 7-5 arrebatándole el servicio a Becker en un solo punto.
Una montaña de matiz
Ese pequeño matiz, ese pequeño detalle favorable a Sampras, debió convertirse en una montaña enorme e insuperable para Becker. El alemán, que había mantenido una concentración perfecta en todos sus partidos, se vino abajo estrepitosamente en el tercer juego de la segunda manga. Una tras otra cometió tres dobles faltas, tres, algo insólito en un jugador de su categoría (hizo 12 en todo el encuentro, por seis de su rival). El partido, psicológicamente, acababa de caer del lado del estadounidense.
La tercera manga demostró la calidad de Sampras. Con esa imagen del niño aplicado que todo lo hace bien, le rompió el servicio a Becker en el primer juego. Y, uno a uno, fue ganando sus saques sin problemas.
La fría perfección de Sampras y la réplica comedida de Becker provocaron que el partido sólo fuese emocionante en el último juego. Pero la hoja de la guillotina ya estaba preparada. Becker tuvo dos oportunidades para romperle el saque a Sampras, pero no lo logró. Y Sampras, siempre impasible, se ganó con un servicio ganador el pase a la final. Se acerca algo más a sus ídolos juveniles.
El otro partido fue muy distinto. En teoría, Edberg no debe perder nunca ante Courier sobre hierba. El sueco es un maestro de la técnica del saque y volea. Pero en el deporte influyen muchos factores, y mucho más en una especialidad tan técnica como el tenis. Este año no ha llovido en todo el torneo, y eso, que no sucedía desde 1976 (nadie se atreve a pronosticar que no llueva hoy o mañana), ha dejado las pistas mucho mejor para las cualidades de Courier. La superficie está más dura, y las bolas botan más que otros años.
Esa diferencia benefició a Courier, que tuvo tiempo para soltar sus tremendos golpes. Desde el fondo es tan poderoso que a veces da la sensación que de su raqueta salen balas.
Edberg impuso su ritmo de saque y volea para ganar la primera manga. Pero luego confirmó que no atraviesa un buen momento. Poco a poco se fue apagando por la presión del resto de Courier y de sus golpes más dignos del béisbol que del tenis. Perdió tres veces el saque en la segunda manga, dos más en la tercera y volvió a cederlo en el momento crucial, el último juego del partido. Los nervios se adueñaron de Edberg. Cometió dos dobles faltas y jugó encogido, sabiéndose derrotado. Era cuestión de paciencia. Y Courier, apoyado por su entrenador José Higueras desde la grada, esperó hasta la quinta bola de partido para ganarse el pase a su primera final de Wimbledon.
Graf-Novotna, final inédita
Steffi Graf (Alemania, 1ª), de 24 años, y Jana Novotna (República Checa, 8ª), de 24, jugarán hoy (15.00 horas, Autonómicas), una final inédita en la historia de Wimbledon. La favorita es Graf, vencedora en 1988, 1989, 1991 y 1992, que se reparte con Martina Navratilova todas las victorias del torneo desde hace 11 años.Pero los datos no deciden un partido. Jana Novotna es una gran jugadora, una copia en joven de Martina Navratilova, cuyo freno ha sido la falta de carácter ganador. Novotna era comida por los nervios en los acontecimientos importantes. Hasta el pasado jueves, cuando derrotó a Navratilova en la pista central de Wimbledon, algo que lograba por primera vez en sus ocho enfrentamientos. Aún así, su comportamiento hoy es una incógnita. Sólo ha jugado una vez una final de un torneo del Grand Slam, cuando perdió la final del Open de Australia de 1991 ante Monica Seles.
El partido de hoy enfrenta dos estilos completamente distintos. Steffi Graf prefiere el fondo de la pista desde donde acelera mucho el ritmo. Jana Novotna lo basa todo en el ataque continuo. De la salud de su servicio y de la presión que ponga sobre Graf en sus subidas dependerá la suerte del partido. Enfrentamientos previos: 16 a 3 para Graf. Nunca Novotna ganó sobre hierba. Las claves: el servicio de Novotna y los "passing" de Graf. Favorita: Graf.
Desde que Graf ganó su primer título de Grand Slam (1989) no ha conocido la derrota en torneos así nada más que ante seis jugadoras. Novotna es una de ellas.
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