Trabajo de equipo
España está lanzada. Cada partido que pasa las dudas se van disipando, y el futuro aparece más halagüeño. Italia era una magnífica prueba para calibrar las optimistas previsiones, y éstas se superaron con un enorme trabajo de equipo. Un admirable esfuerzo colectivo que acabó con una racha negativa ante Italia que duraba cinco años -demasiados ante la crisis galopante que sufre el baloncesto italiano- España hizo muchas cosas y casi todas bien, pero por lo poco habitual, hay que resaltar lo que ocurrió debajo de los tableros. En ese pequeño espacio de terreno donde no suele radicar nuestro mayor potencial, pívots, aleros e incluso bases masacraron a un decepcionante equipo italiano que se vio Superado en un terreno donde ha cimentado sus muchas victorias sobre España.El poderío interior hispano estalló en todo su esplendor. Las jugadas con dos o tres oportunidades para conseguir una canasta se repitieron a lo largo del partido, para desesperación italiana y deleite hispano. En la fase de definición (segundo tiempo), a esta superioridad en rechaces se le juntó una capacidad de resolución de Martín y Ferrán que, acabó por hundir la escuadra italiana.
Con la base bien firme -ya se sabe, para jugar el balón primero hay que cogerlo-, el resto del edificio se construyó con una lección defensiva y la tranquilidad que da el sentirse poderoso. Ante un conjunto al que la única virtud que le queda es la defensa de su canasta, España no sólo estuvo a su altura en esta faceta, sino que terminó dando las lecciones. Esta intensidad no decreció ni siquiera cuando el partido estaba resuelto, lo que es otra muestra de la ambición de este conjunto. En ataque supo aguantar las tarascadas y sin prisa, pero sin pausa, no dejó de engordar su casillero.
No importaron las personales, no tuvo especial incidencia que Villacampa, el máximo encestador del equipo, no tuviese un día bueno y pasase mucho tiempo en el banquillo. Nada ocurrió cuando un quinteto sin titulares estuvo casi 15 minutos seguidos en cancha. España es un conjunto en toda la extensión de la palabra, en donde todos se sienten útiles y lo demuestran cuando les toca. Con unos pívots atinados, aleros incisivos y bases que leen con claridad los partidos, el equipo coherentemente dirigido por Sainz camina con una gran firmeza. Los cuartos de final están asegurados, pero las miradas van mucho más lejos.
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