Induráin olvida la 'pájara' con un triunfo en otra etapa en Asturias
Miguel Induráin (Banesto) hizo ayer la mejor demostración de que el desfallecimiento sufrido el miércoles en la subida a Tineo fue algo pasajero y circustancial. El corredor navarro no sólo se mostró recuperado, sino que forzó la ruptura del pelotón y, además, se impuso en la cuarta y última etapa. El colombiano Fabio Rodríguez (Clas) se alzó con el triunfo final. Es el primer éxito de importancia del mejor gregario de Tony Rominger.
Miguel Induráin cometió un error en la Vuelta a los Valles Mineros: colocarse líder. Su exhibición en el alto del Naranco atrajo hacia él la atención de todo el mundo. Y despertó la angustia de su director, José Miguel Echávarri: "Sufro cuando le veo así. Él es un maestro en no enzarzarse en pruebas que no entran dentro de sus objetivos y no entiendo cuando le veo disputarlas". Su desfallecimiento al día siguiente no pudo, así, pasar inadvertido. "El año pasado", recuerda Echávarri, "ya perdió cuatro minutos en el mismo puerto, en Tineo, y nadie le dio importancia".La orden hacia el ciclista navarro es clara: hay que relajarse. Aunque los demás aprovechen para machacarle. "Nos tenemos que regular", afirma Echávarri. "Y, en este sentido, lo que le pasó a Induráin en la subida a Tineo es beneficioso. Es un buen aviso de cara al Tour". El año pasado, el reciente ganador del Giro tuvo un aviso similar, pero, desgraciadamente, en el mismo Tour. Su propia meticulosidad y el cuidado con el peso le llevaron a racionarse en extremo en la etapa de Sestrières, ganada por Claudio Chiappucci. "Lo tenía todo calculado, tanto que llegó con el depósito justo, justo", dice Echávarri. "No quiso avituallarse para llevar menos peso. Había calculado que tenía alimento suficiente y, al final, sufrió una, pájara. Igual que en los Valles Mineros".
Como un asunto de amor propio el doble ganador del Tour y del Giro se tomó la etapa de ayer. Un recorrido similar al del resto de los Valles Mineros, una prueba caracterizada por las dificultades montañosas. Aún siendo una prueba de preparación de cara al Tour, en la que nadie puede exigirle la victoria, Induráin no se resignó a jugar un papel pasivo.
Después de pasar la Cobertoria, el puerto en el que Rominger hundió definitivamente a Zülle en la pasada Vuelta, el navarro se colocó al frente del pelotón. La marcha que impuso hizo que poco a poco se fueran descolgando corredores hasta que, subiendo el puerto de San Emiliano, sólo quedaran seis. Para la victoria en Mieres, Induráin trabajó en favor de su compañero Gérard Rué, pero al no responder éste, decidió echar el resto e imponerse a sus compañeros.
En el Tour, quizá tenga un enemigo menos. La participación de Greg LeMond, tres veces ganador, está en el aire. Se retiró el miércoles en la Ruta del Sur, al igual que en el Giro, tras ceder 40 minutos. "Sería ridículo llevarle al Tour si se va a retirar enseguida", declaró Roger Legeay, su director en el Gan.
Por otra parte, el italiano Marco Saligari (Ariostea) se proclamó ayer vencedor de la Vuelta a Suiza. La última etapa la ganó el sprinter uzbeko Yamolidín Abduyapárov (Lampre).
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