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Entrevista:

"El fracaso de la Ronda Uruguay provocaría masivas migraciones a los países ricos"

Pregunta.- Como nuevo director del GATT, ¿qué cree que será más fácil, enterrar definitivamente la Ronda Uruguay o reavivarla y alcanzar, definitivamente, un acuerdo?Respuesta.- Creo que el mundo no tiene alternativa. Un eventual fracaso de la Ronda Uruguay sería uno de los errores económicos más graves que p podría cometer el mundo desde la II Guerra Mundial. Introduciría una nueva era de proteccionismo, de fortalezas comerciales, y supondría un considerable fiasco del liderazgo que se espera de los países desarrollados y, en concreto, de la Comunidad Europea, Estados Unidos y Japón.

P. En un momento de recesión como el actual. ¿Qué interés puede tener para los Gobiernos impulsar la liberalización comercial?

R. Es precisamente en los momentos de recesión cuando los Gobiernos necesitan crear un clima positivo para el crecimiento. Lo peor que se puede hacer para ese clima y la peor señal que puede recibir la economía mundial es acentuar la recesión a través del proteccionismo. De hecho, la recesión es un factor adicional para impulsar definitivamente las negociaciones.

P. Pero ese razonamiento no parece incluir los costes políticos que enfrentan los Gobiernos por los empleos y empresas poco competitivos que se pierden con la liberalización comercial.

R. Eso no es un argumento; ningún economista serio defiende que el proteccionismo resguarde el empleo. No lo hace, sólo protege la ineficiencia y crea recesión.

P. Las negociaciones de la Ronda Uruguay se estancaron, en diciembre de 1990, por las diferencias agrícolas entre Estados Unidos y la Comunidad Europea. ¿Qué le hace pensar que este año la agricultura no volverá a ser un obstáculo?

R. Es impensable un acuerdo que no incluya la agricultura. Es una parte esencial para la conclusión completa de la Ronda e imprescindible para muchas partes del mundo. Creo que el principio de acuerdo agrícola al que llegaron la CE y EE UU hace un año sigue siendo una buena base negociadora.

P. Y esa base, con el resto de la Ronda, ¿recibirá algún impulso en la cumbre de Tokio?

R. Creo que la cumbre que el Grupo de los Siete celebrará en julio en Tokio será crucial para la conclusión de la Ronda. Hay claras señales y fundadas esperanzas de que el acuerdo en el acceso a los mercados se alcanzará en la cumbre del G-7. El mundo exige liderazgos y los siete países más ricos del mundo deben ofrecer ese liderazgo.

P. Pero el anfitrión de esta reunión del G-7 es Japón, que hasta ahora ha actuado casi como si las negociaciones no fueran con ellos. ¿Qué le hace pensar que, a partir de ahora, adoptarán un mayor protagonismo?

R. Ningún país en el mundo tiene tantos intereses en mantener el sistema multilateral de comercio que supone el GATT como Japón, y estoy seguro de que Japón lo reconocerá.

P. ¿Y si no lo hace?

R. Si cualquiera de los participantes dice que no quiere seguir adelante, esta claro que no habrá Ronda Uruguay.

P. Evidentemente sin ser tan drástico. Quería decir sólo si mantiene la misma actitud pasiva y obstruccionista que ha mostrado hasta ahora.

R. Eso no ocurrirá. Creo firmemente que todos los principales negociadores impulsarán un avance claro en la cumbre de Tokio, que será explícito y no sólo una declaración de intenciones.

P. ¿Cuáles son, en su opinión, los principales escollos que deben salvarse antes de diciembre?

R. Lo primero que debemos tener en cuenta es que la Ronda debe considerarse como un acuerdo global. No es admisible, ni posible, que ninguno de los negociadores piense en alcanzar un acuerdo la la carta'. Es indispensable, por ejemplo, que áreas como los textiles y la agricultura se cierren, pues son cruciales para el mundo en desarrollo. No cabe tampoco discusión sobre la importancia de cerrar las negociaciones sobre el acceso a los mercados, la propiedad intelectual y los servicios.

P. También se fijó como objetivo garantizar, mejor que hasta ahora, el cumplimiento de las normas del GATT.

R. Sin duda, al final de la Ronda Uruguay deberemos poner en marcha la Organización de Comercio Multilateral, que sustituirá al GATT y asegurará la aplicación objetiva de las reglas de comercio acordadas. Al repasar lo ocurrido en los. dos últimos años, vemos que se han multiplicado los abusos en contra del sistema de libre comercio. Quienes más sufren estos abusos son los países pobres. No podemos crear un mundo de fortalezas, porque sí lo hacemos tendremos que soportar después flujos masivos de emigración desde los países pobres a los ricos que dañarán seriamente la estabilidad política del mundo desarrollado.

P. A pesar de ese razonamiento, imagine que en Tokio no se logra tanto como espera, pasan los meses y llegamos a noviembre o incluso diciembre, como ha ocurrido otras veces. ¿No sería una buena idea intentar cerrar de forma decorosa esta Ronda y abrir una nueva que ya no se enfrentase a un mundo en recesión?

R. Se han creado esas expectativas sobre la Ronda Uruguay. Un fracaso total tendría consecuencias muy graves sobre el sistema de comercio multilateral, aunque sobreviviera el GATT como organización. Pero está fuera de toda discusión que una salida 'cosmética' no sería suficiente. Si, a finales de septiembre, o incluso a finales de julio, nos encontramos con que no ha habido ningún avance, la Ronda -como un todo- estaría en serio peligro. No estamos ante un acuerdo que pueda cerrarse en el último momento. Eso ya lo experimentamos en Bruselas [dónde se celebraron las reuniones de diciembre de 1990] y ahora sabemos el desastre que fue aquello. Tampoco estamos ante una negociación en la que se pueda elegir entre 'o la mitad o nada', porque la mitad, es decir, un acuerdo parcial, no satisfacería a un número suficiente de negociadores como para cerrar totalmente la Ronda. Por eso debe ser global y sólido.

P. ¿Espera algún impulso de la cumbre europea de Edimburgo?

R. Creo, porque todos los indicios me llevan a creerlo, que el Gobierno español está claramente a favor del sistema multilateral y lo apoyará en la CE. La necesidad de concluir la Ronda se tratará la próxima semana en la cumbre europea de Edimburgo y espero que, en sus conclusiones, ofrezcan la señal correcta sobre este asunto.

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