La jornada del ex candidato Bandrés
El antiguo presidente de EE dedicó el día a hacer la declaración de la renta
Aunque, no había dormido demasiado y su semblante acusaba las horas robadas al sueño en la prolongada celebración de una boda nocturna, el militante de base del PSE-EE, Juan María Bandrés, se encontraba ayer más contento que unas pascuas. Liberado de la losa de la responsabilidad, el candidato permanente de Euskadiko Ezkerra (EE) por Guipúzcoa a lo largo de los últimos 12 años, desayunó sin prisas y, con buen ánimo, se encaminó a depositar su papeleta del "voto crítico" al PSOE de Felipe González.Sin la escolta que le prestaban sus compañeros de partido en estas ocasiones, el antiguo senador, luego diputado y actualmente eurodiputado inscrito en el Grupo del Arco Iris, resulta más accesible para sus simpatizantes. A la salida del colegio electoral, una mujer le desea suerte, como si esta noche tuviera que jugarse, una vez más, ese comprometido escaño por Guipúzcoa que mantenía en vilo a los militantes de EE en las noches electorales. Camino de su casa, un hombre joven le grita: "Bandrés, vamos a ganar".
En el despacho de su casa, el antiguo presidente de EE se dispone a dedicar la jornada a preparar su declaración de la renta. Suena el teléfono y Bandrés indica a su interlocutor que confia mucho en sus antiguos votantes. "Es curioso, nadie habla del PSE-EE, todos me hablan del PSOE", comenta con un ligero tono de contrariedad.
Ordena sus papeles y otra vez el teléfono. Es una emisora de radio. El ex candidato repite lo que ya dijo días atrás en el mitin con Felipe González en Bilbao, único acto electoral con el PSOE en el que ha participado. "Estas elecciones", dice, "son las más trascentales y apasionantes desde el 77. Aquellas fueron las de la emoción democrática y éstas son las del gran interrogante. Hay quienes juegan con la idea de que ya no existe derecha e izquierda, pero, por mucho que se tecnifiquen las decisiones, !vaya que si existen!. Éso se demuestra con un simple test".
Pese a las llamadas, y el receso obligado para comer, Bandrés termina con su declaración de la renta a media tarde. A las ocho, este militante de base del PSEEE se sienta ante el televisor con su mujer, Mari Pepa, y sus hijos, Olivia y Jon, dispuesto a afrontar las emociones que depara la noche electoral. Comenta divertido que, pase lo que pase, esta noche no se va a parecer a la de anteriores comicios. "Se acabaron para mí las angustias del candidato, el esperar los resultados con el corazón en vilo, al borde del desvanecimiento. Y eso" señala, "que yo era de los más optimistas".
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