Los Verdes no consiguen entrar en el Congreso
Los Verdes no consiguieron el escaño al que aspiraban. Francisco Garrido, su portavoz y candidato número uno por Madrid, bromeaba anoche diciendo que sentía "alivio" porque el acta de diputado le habría dificultado su labor docente en la Universidad de Granada, pero enseguida se ponía serio y pronunciaba la palabra "frustración".Los Verdes habían alquilado una estancia en un hotel de Madrid, para celebrar la noche electoral, en cuya puerta se leía una placa que decía: "Salón Olivares. Capacidad para 35 personas". Fueron muy realistas. Incluso optimistas. Hasta entrada la noche sobraron 30 sillas. El ambiente era triste, pero muy tranquilo y en extremo educado. Ni una palabra más alta que otra, ni un mal gesto. Con mucha serenidad y en silencio, el escaso público seguía los resultados a través de tres televisores portátiles. Desde el principio Garrido no ocultaba su mosqueo: "Que ninguna encuesta nos dé un diputado, es muy mala señal".
Horas después, confirmada la mala señal, hablaban de culpables: en primer lugar, las "dichosas sectas", que les habían quitado el ansiado escaño por confundir a la gente y dispersar el voto. Si los Verdes estaban ayer enfadados con alguien era con la secta religiosa Silo, "camuflada", según Garrido en partidos verdes antes, y perseguidos por fraude en toda Europa y Latinoamérica. Los Verdes lograron impugnarles el uso de la palabra Verdes hace unos meses, pero los de Silo se han presentado este año bajo la denominación de Los Ecologistas, y eso les había sustraído a los Verdes, según sus cálculos, nada menos que 70.000 votos, "el escaño, sin duda".
La otra causa de la derrota la atribuían a la ingenuidad a la hora de transmitir los mensajes electorales, que les había llevado a dar una imagen más de grupo anecdótico que de verdadera fuerza política cohesionada. Y por último, la falta de dinero.
Ellos creen que con menos de 15 millones no se puede llegar al electorado. Ahora han gastado cinco, "todo aportaciones de simpatizantes y afiliados", aclaraba orgulloso Garrido. Después se preguntaba: "¿Es posible viajar a Pekín con 1.000 pesetas? No, y nosotros pretendíamos hacerlo, pero está claro que es imposible".
Para el futuro aseguran haber aprendido la lección. "Aclararemos de una vez que no tenemos nada que ver con esos (otra vez la secta), explicaremos mejor nuestro programa y conseguiremos más dinero". Todos se alegraban de la victoria del PSOE y esperaban un pacto con IU.
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