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ETA asesina, de un tiro en la cabeza a un presunto traficante de drogas

Un heroinómano y supuesto traficante de drogas, Angel María González Sabino, fue asesinado ayer, en San Sebastián, a la puerta de una vivienda en la que media hora antes se había inyectado la última dosis. El atentado, obra presumiblemente de ETA, según fuentes presenciales, tuvo lugar a las dos de la tarde en el décimo piso del número 29 de la calle de Serapio Múgica de La Paz, un barrio del extrarradio donostiarra poblado de grandes bloques de viviendas.

A esa hora, el asesino llamó a la puerta de su víctima, la letra D, y le disparó un sólo tiro en la cabeza cuando éste le franqueaba la entrada. Ángel María González Sabino, de 29 años, natural de San Sebastián, casado, cayó hacia atrás y, herido de muerte, quedó recostado en posición fetal dentro del diminuto vestíbulo de su modesta vivienda.Los médicos del servicio de asistencia Detente y Ayuda (DYA), que acudieron en su auxilio sólo pudieron certificar su muerte y atender a Maite, la horrorizada compañera de Ángel María González, testigo del crimen. Sentada en el suelo, fuera de sí, envuelta en lágrimas, la jóven, que no aparentaba más allá de los 23 o 24 años, repetía a quien quisiera oirle que Ángel María González era toxicómano y que no debía nada a nadie, que no tenía problemas con nadie, que no podía haber sido una ajuste de cuentas. Amigos de la víctima, apuntaron a media tarde que Ángel González se inyecté la que sería su última dosis sólo media hora antes de caer asesinado.

Las características del atentado, y la fama de traficante que envolvía a la víctima hacen sospechar a la policía que esta muerte es obra de ETA. Cerca del lugar en el que reposaba el cuerpo inerte del heroinómano, los agentes encontraron un único casquillo de 9 milímetros marca SBP.

Fuentes de la Policía Municipal de San Sebastián apuntaron ayer tarde, en tono informal, que el fallecido era conocido en el ambientes de la droga con el sobrenombre de El Coco y que estuvo encarcelado en siete ocasiones por tráfico de heroína en pequeña escala y robo. Jóvenes del barrio corroboraron este extremo, aunque precisaron que, como tantos otros drogadictos, Ángel González "trapicheaba para sacarse lo suyo y salir adelante". Varios vecinos, agrupados tras el atentado en el portal número 29, indicaron, igualmente, que la víctima tenía fama en el barrio de dedicarse al tráfico de heroína.

Sorpresa relativa

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La reaparición de ETA, a 4 días de las elecciones generales, ha sido acogida con relativa sorpresa en medios policiales vascos. Días atrás el consejero de Interior del Gobierno Vasco, Juan María Atutxa, aludió públicamente a escritos de ETA recientemente incautados, en los que elementos de la organización terrorista sopesaban la posibilidad de atentar durante la presente campaña y concluían que los efectos serían negativos. El dato es sólo relativamente contradictorio con la realidad, dada la discreta reacción que los atentados a sospechos de tráfico de drogas suelen suscitar, generalmente, en los medios vascos.

Con todo, la Plataforma Cívica por la Paz-Pakea Orain (Paz Ahora), señaló ayer que con el atentado "ETA nos ha querido decir que sigue existiendo y que no se le ha olvidado seguir matando".

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