6-J
No sé ustedes, pero yo tengo la impresión de que cada debate que se realiza entre los dos a quienes no pienso nombrar, desgasta más y más las ideas que representan. En el primero quedó bien el que va a por todas y mal el que cree tenerlas todas. En el segundo, el que va a por todas se puso nervioso y el que las cree tener todas se mostró bastante arrollador. Sin embargo, a fuerza de debatir, o lo que sea eso que hacen' sentados el uno frente al otro, van mostrando cada vez más lo endeble de sus proyectos. Y se van transparentando, conforme el ojo del espectador se va volviendo agudo -que este país, igual que no es bipartidista, no es tonto-, las fallas de los respectivos montajes. Uno de los candidatos elucubra sobre el futuro y el otro repinta el pasado. Y es verdad que ambos proponen lo mismo: si los españoles tuviéramos el cerebro tan comido por la propaganda como para creer que son los únicos a quienes podemos votar, se trataría tan solo de elegir al que nos parece más fiable, y, en ese caso, lo tendríamos crudo.Vamos a ver. Si yo fuera de centro-derecha, votaría al PSOE. Si fuera de derechas de toda la vida, al Partido Popular. Si de centro, al CDS, aunque sólo fuera por la gallardía -palabra usada en vano en el último debate- de resistir y no venderse. Y si fuera de izquierdas, que lo soy, o por lo menos lo intento, y quisiera para mi país una fuerza capaz de defender mis derechos, gobierne quien gobierne, votaría a Izquierda Unida, que es lo que voy a hacer. Porque los pactos que se avecinan, gane quien gane, no nos van a poner las cosas fáciles, y quiero que en el Congreso haya más escaños ocupados por gente que, aproximadamente, piensa como yo y desea legar a los que vienen detrás de nosotros un mundo menos cicatero.
Así de simple.
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