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Desquite de Bilardo ante Valdano

Carlos Salvador Bilardo devolvió la moneda a Jorge Valdano y demostró que la casta y el coraje, junto a un mínimo de técnica, también son elementos válidos para ganar un encuentro. El Sevilla se impuso por la mínima pese a que las ocasiones desperdiciadas por los blancos podrían haber dejado al Tenerife al borde del ridículo.La primera parte del Sevilla fue espléndida. La escuadra de Bilardo conjugó él pragmatismo, la eficacia y la disciplina que basan el fútbol del ex seleccionador argentino con finos detalles de la escuela futbolística sevillana que hicieron vibrar a la grada.

El Sevilla impuso de salida un ritmo frenético anulando el juego técnico del equipo de Valdano. Así, ya en el primer minuto, Suker habría abierto el marcador de no ser por un agarrón de César Gómez, que frenó su carrera hacia Agustín y que Esquinas Torres sólo consideró merecedor de la tarjeta amarilla.

Desde ese momento, el Sevilla acorraló sobre su meta al Tenerife sucediéndonse las ocasiones de gol. Simeone, un minuto después que Suker, remató ajustado al poste y Conte, en el 16, desaprovechó la ventaja de un primer regate para perder el balón en el área.

El croata Suker y Simeone fueron los mejores de la primera mitad. El balcánico puso un balón de oro a Conte en el minuto 20 que obligó a Agustín a realizar la parada de la, noche. Diez después, la jugada del croata acabó en la red. Dos regates prodigiosos del sevillista dejaron a Toño en el suelo y al balón camino del segundo poste. La cabeza de Monchu delvovió el esférico al poste de salida, junto al que Rafa Paz entró a por todas rematando el único gol. Suker estuvo a punto de hacer el segundo a un minuto del descanso, pero su disparo, tras sobrepasar a Agustín, se encontró con la fría respuesta del poste.

Si el primer periodo se jugó como le gusta a Valdano, aunque el que realizó el fútbol fue su rival, el segundo se disputó con la táctica de Bilardo. El Sevilla tuvo aún dos ocasiones más de gol. Suker las perdió ante la buena colocación de salida de Agustín, convertido en el mejor de su equipo.

El encuentro se desaceleró a partir del primer cuarto de hora. Sin perder la emoción, las faltas se sucedieron con mayor frecuencia y el Tenerife no reaccionó ante el conformismo del Sevilla. Valdano apostó por todas, cambió sus puntas e inició un acoso desesperado, pero infructuoso, ante Unzué.

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