El IRPF y su capacidad redistributiva
El articulista afirma que el aumento en la capacidad. redistributiva del IRPF parece tener su causa fundamental en la combinación de un impuesto progresivo con el crecimiento de rentas medias que tanto en términos monetarios como reales se ha producido en España en los ochenta. Y agrega: más redistribución quizá signifique algo menos de crecimiento, pero lo inverso no es cierto.
Una de las misiones que constitucionalmente corresponde al Estado español es la de redistribuir las rentas que se generan por el libre funcionamiento de los mercados para conseguir distribuciones más igualitarias. Aunque este objetivo conlleva siempre ciertos costes en términos de eficiencia y crecimiento, nuestra tradición europea, en contraste con la propia de Norteamérica o Japón, hace que la sociedad española sea especialmente sensible a este objetivo.Una mejor distribución de rentas se ha conseguido en los últimos años mediante políticas públicas que han favorecido a los niveles inferiores de renta, debido a la mayor cobertura de las pensiones, subsidios por desempleo o la sanidad pública; pero también mediante un sistema fiscal que ha hecho pagar más, en proporción, a quienes mayores rentas declaran.
Centrándonos en la capacidad redistributiva de nuestro sistema impositivo, ésta se consigue fundamentalmente por la progresividad del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Por tener un impuesto progresivo, el 10% de las mayores rentas declaradas aportaron el 46% de la cuota líquida en 1990, mientras que el 25% con menor renta sólo ingreso el 4%.
En 1982, la capacidad redistributiva era más baja, ya que el 10% más rico aportaba el 43% de la recaudación y el 25% de los contribuyentes con menos renta ingresaba el 5,3%. En estos últimos años, nuestro IRPF ha ganado en capacidad para redistribuir rentas declaradas, y esto es cierto tanto observando los datos mencionados como cualquier otro indicador de la capacidad redistributiva. Por ejemplo, la diferencia entre índices de Gini de las rentas declaradas antes y después del impuesto ha crecido de 0,027 en 1982 a 0,049 en 1990.
Progresividad
Si el IRPF redistribuye más en -1990 que en 1982, ello es debido a tres causas fundamentales: a los cambios legislativos, al crecimiento medio de todas las rentas y al crecimiento desigual de unas rentas frente a otras. Todas estas cuasas, con un impuesto progresivo como el diseñado en 1978, inciden sobre la progresividad y sobre el tipo medio del impuesto, afectando a su capacidad para redistribuir rentas.
Según unos cálculos realizados en el Instituto de Estudios Fiscales, los cambios legislativos en tarifa y deducciones entre 1982 y 1990 podrían explicar un 11% del aumento en la capacidad redistributiva del IRPF. Las modificaciones tanto de la tarifa como de las deducciones en la cuota, básicamente la creación de la deducción variable y la deducción por rendimientos del trabajo, justifican esta aportación. La separación de rentas en 1988 con motivo de la sentencia del Tribunal Constitucional tuvo un efecto negativo sobre la capacidad de redistribución, que se ha compensado en 1989 y 1990 con la doble tarifa y el nuevo sistema de deducciones.
En segundo lugar, al mantener el carácter progresivo del IRPF y crecer las rentas, tanto en términos reales como nominales, ha aumentado también su capacidad redistributiva. En efecto, tanto el crecimiento económico de la segunda mitad de los ochenta como el crecimiento monetario de la primera mitad han provocado aumentos más que proporcionales de la recaudación del impuesto. Esto explicaría aproximadamente un 52% de aumento en la capacidad redistributiva del IRPF.
Dispersión
Finalmente, la mayor dispersión en las rentas declaradas sería responsable de un 37% del cambio en la capacidad redistributiva. Esta mayor dispersión puede identificarse con cambios en el nivel de cumplimiento fiscal hasta 1986, que supone aumentos en la dispersión de rentas declaradas por empresarios y agricultores y al impacto del crecimiento económico en la distribución de rentas, que afecta a las rentas del capital y a la dispersión de las rentas del trabajo en la segunda mitad de los ochenta.
En definitiva, y pese al carácter de avance de estos primeros resultados, el aumento en la capacidad redistributiva del IRPF parece tener su causa fundamental en la combinación de un impuesto progresivo con el crecimiento de rentas medias que tanto en términos monetarios como reales se ha producido en los ochenta. Más redistribución quizá signifique algo menos de crecimiento, pero lo inverso no es cierto, y manteniendo la estructura de nuestro IRPF más crecimiento puede suponer mayor dispersión de rentas, mayores tipos medios y, en consecuencia, una mayor capacidad redistributiva del impuesto.
M. A. Lasheras es director del Instituto de Estudios Fiscales.
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