Teorías para todos

JUANMA ITURRIAGA

Cuarto acto, a celebrar en Badalona (20.30, La 2). ¿El definitivo? Vaya usted a saber. Estando el Real Madrid en la cancha, cualquier cosa es posible. Su irregularidad y falta de continuidad en la concentración deja cualquier pronóstico en puro juego. El comportamiento blanco en el tercer partido ha abierto, como lo hizo contra el Estudiantes, un sinfín de caminos, algunos impensables después de los dos éxitos ante su público. Explicar la montaña rusa del Madrid admite muchas interpretaciones. Aquí van unas cuantas.

Relajación. El Madrid cuenta (contaba) con tres oportunidades para resolver. No hay razón para el nerviosismo. Si no sale hoy, saldrá mañana. Se sienten superiores y piensan que es casi imposible que alguien les gane tres veces seguidas.

El contrario también juega. Éste es un deporte donde existe enfrentamiento. directo, y no siempre se gana cuando se quiere. No pierde el Madrid; gana el Joventut. Si el equipo madridista no hizo mejor las cosas fue porque no le dejaron. No hay que olvidar que se enfrenta al campeón de Liga las dos últimas temporadas.

Falta de instinto asesino. La teoría básica de Clyfford Luyk se basa en el ojo del tigre. Cuando se tiene la mirada de este felino, cualquiera que no vista el mismo color de camiseta es un enemigo que no merece ninguna concesión. Un 3-0 siempre es mejor que un 3-1 o un 3-2. Pues a pesar de esta teoría, el Madrid 9293 tiene una acusada tendencia a perdonar. La tuvo contra el Estudiantes, y la ha tenido en primera instancia con el Joventut. Con sus adversarios heridos de muerte, su actitud en los partidos de fuera de casa han dejado mucho que desear. En el diccionario de los grandes equipos no existe la palabra perdón.

Misericordia. Lolo es un amigo. Va a dejar el Joventut. Sería de mal agradecidos hacerle sufrir un descalabro en la final y que se fuese por la puerta pequeña, criticado por todo Badalona. Además, no hay odios ni rencores con los jugadores del Joventut, con los que existe buena relación. No hay razón para ser inmisericordes.

Serie manejada por la ACB. No es conveniente, por razones económicas y de imagen, que las eliminatorias por' el título, sobre todo semifinales y final, se decidan antes de tiempo. Dice poco a favor de la competición. A la ACB le interesa que se alargen, y eso se traduce en pequeñas incursiones en su desarrollo.

Celebración en casa. Ganar un título fuera de tu terreno vale lo mismo pero sabe distinto. Además echaría una mano a su maltrecha economía, y por un día cerrarían la boca a los detractores.

Que se lleven el millón. En los descansos del partido, un elegido entre el público tiene la oportunidad de llevarse un kilito si logra meter la bola desde el medio del campo. Los jugadores quieren que alguien se lo lleve, y están dispuestos a llegar hasta el final.

Teorías para todos los gustos. Que cada cual elija la que más le guste. Yo me inclino por la del millón.