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El Parlamento ruso rechaza la reforma presidencialista que persigue Yeltsin

La Comisión Constitucional, reunida ayer en abierto desafío a Borís Yeltsin, rechazó el proyecto presidencialista de Ley Fundamental que el líder ruso desea aprobar. Mientras tanto, Yeltsin se apresta, según Nezavísimaya Gazeta, a firmar sendos decretos por los que transferirá las "funciones legislativas" al Consejo de la Federación y hará aprobar su Constitución el 12 de junio por una asamblea convocada especialmente para este efecto.

El proyecto de Yeltsin restablece de hecho la "monarquía constitucional", al dar al jefe del Estado facultades ilimitadas, declaró el vicepresidente del Parlamento, Nikolái Riábov, ante la reunión de la Comisión Constitucional a la que asistieron sólo la mitad de sus miembros. "El presidente aparece como el único garante de todos los derechos y libertades, lo que hace que nos preguntemos qué papel desempeñarán entonces el poder legislativo y el judicial", añadió.

Por su parte, el secretario responsable de esta Comisión, Oleg Rumiántsev dijo que "el presidente se sitúa por encima de los tres poderes del Estado, lo que es característico de los sistemas autoritarios bastante alejados de la democracia". Rumiántsev defiende el texto aprobado por el 60 Congreso de Diputados y que, hasta hace poco, contaba con el apoyo del propio Yeltsin.

Nada de lo ocurrido ayer constituye una sorpresa: el presidente de la Comisión Constitucional es Yeltsin, quien había desautorizado la reunión convocada por Ruslán Jasbulátov, jefe del Parlamento y vicejefe de la mencionada comisión. La colisión entre ambos personajes era previsible no sólo porque se trate de enemigos declarados, sino también porque el presidente no oculta su intención de ignorar al Parlamento y aprobar la ley fundamental en otro órgano.

Posible compromiso

La resolución final de la Comisión Constitucional, aunque rechaza el texto presentado por Yelsin, deja la puerta abierta a un compromiso: reconoce que el proyecto presidencial "contiene una serie de puntos que es necesario tomar en cuenta" y propone a Yeltsin y a Riábov formar un grupo de trabajo para elaborar conjuntamente un proyecto que pueda ser sometido a la aprobación del Congreso.El equipo de Yeltsin, sin embargo, no cuenta con el Congreso para adoptar la nueva Constitución. El prestigioso diario Nezavísimaya Gazeta ayer informaba en primera plana que sobre la mesa del presidente hay una serie, de decretos que esperan su firma. Uno de ellos prevé que la nueva ley fundamental sea aprobada por una Asamblea Constituyente el 12 de junio. Otro establece el traspaso de las facultades legislativas al Consejo de la Federación -órgano formado por todos los territorios y autonomías rusas- mientras no se haya aprobado la Constitución.

Esto, de ser llevado a la práctica, supondría una bofetada al Parlamento y al Congreso, que quedarían vacíos de poder.

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