González Salvador gana su primer 'sprint'
CARLOS ARRIBAS, Los sprinters se han vuelto generosos y empiezan a repartirse el pastel. El año pasado, entre Van Poppel y Abduyapárov se repartieron todas las llegadas masivas de la Vuelta.
En esta edición, cuatro sprinters diferentes han subido al podio. Y dos de ellos son españoles. El último, Juan Carlos González Salvador (Eldor), un bilbaíno de 29 años, emigrado en Italia, que se impuso ayer en La Sénia (Tarragona). Es el primer triunfo en la Vuelta de un hombre que fue campeón de España en 1987 y 1991. Alex Zülle (ONCE) sigue líder tras otra etapa morosa, afectada por el viento de cara.El ONCE anda en un afán de de mostrar su capacidad. El equipo del líder lo ha hecho en la contrarreloj, y en alguna etapa llana ha intentado provocar cortes con abanicos. Ayer presentó en la Vuelta otra especialidad: la preparación de llegadas masivas. El conjunto de Manolo Sáiz; asombró a propios y extraños, acercó la velocidad del pelotón a los 70 kilómetros por hora, y logró des colgar en pocos kilómetros a un pelotón de débiles. También con siguió que los mejores llegadores -Van Poppel y Abduyapárov- no tuvieran resuello para disputar el sprint. Pero su hombre, Laurent Jalabert, no ganó en La Sénia. Fue el único "pero" a la exhibición.
En una recta en cuesta, ancha y corta, ganó un hombre sin equipo que le mimara. Un corre dor, Juan Carlos González Sal vador, que tuvo que buscarase la vida él solito. Eso significaba lanzarse cuanto antes, llegar al máximo y rezar. Jalabert apenas pudo verle. Cuando iba a empezar a remontar, el francés, que ganó en La Castellana, se encontró sin sextamarcha. Jalabert desistió y se dejó llevar.
González Salvador es uno de los tres ciclistas españoles exportados a Italia. Llegó allí, al equipo que estaba formando Marco Giovannetti, casi de carambola, víctima de la recesión que hizo desaparecer a su anterior equipo, el Puertas Mavisa. A Giovannetti le faltaba un sprinter, algo fundamental. Al igual que en España no se puede hablar de equipo si no tiene un escalador, en Italia los conjuntos se forman alrededor de llegadores. Y González Salvador, de momento, ha salvado la cara del Eldor.
Fue una historia de esperanza la que puso fin a otra etapa adormecedora. Por un lado, volvió a soplar viento de cara, y, entre naranjos, arrozales y algún olivo los ciclistas prefirieron la lenta contemplación en espera de días peores. Los grandes piensan en el fin de semana, en la llegada de hoy a Cerler y en la contrarreloj del sábado en Zaragoza.
Alianzas intoxicadas
C.A., El entrenador de un equipo de fútbol se encuentra directamente con sus colegas rivales como mucho cuatro veces por temporada. Johan Cruyff, por ejemplo, organiza sus po lémicas con Benito Floro usando personajes interpuestos, los periodistas. Los directores de los equipos ciclistas, sin embargo, están hartos de verse la cara a diario. Desde febrero hasta noviembre coinciden en hoteles y plazas públicas. Hacen caravana con sus coches a 40 por hora y se conocen de memoria los cogotes. Pero también les encanta hablarse por medio de periódicos y radios. Un ejemplo: "Mínguez, Echávarri dice que vuestros equipos, el Amaya y el Banesto, están condenados a entenderse, a hacer un frente común contra los equipos de los suizos, el ONCE y el Clas. ¿Cuándo firmáis el pacto?" "¿Quién ha dicho eso de un pacto?", responde el técnico del Amaya, simulando enfadarse. "Sois todos unos intoxicadores. Lanzáis bulos para ver si picarnos". Y, luego, más en serio: "Es imposible. ¿Cómo nos vamos a aliar? Los dos queremos ganar. Si dijéramos: 'vale, el tuyo primero y el mío segundo', pues bien. Pero eso no se puede decir ahora".
En otro rincón, mientras tanto, el director del Banesto sonríe satisfecho. "Hay que crear polémicas, sembrar la duda, que nadie sepa dónde está. Vamos a darle un poco de alegría a esta Vuelta", dice Echávarri, dando el juego por concluido. Se pone serio y comienza a analizar el pasado y prevenirse para el futuro. "Con Echávarri soy muy amigo fuera de la carrera. Le profeso verdadera devoción", explica después Mínguez. "Pero en carrera no hago pactos ni con el más santo. Echávarri es un perro en cuestiones tácticas y yo no me dejo morder por un perro".
Y entre estas bromas y jolgorios pasan los tiempos muertos. Quien no está para muchos despistes es Marco Giovannetti. El ganador de la Vuelta de 1990 ahorró un dinero corriendo para el Gatorade de Bugno el año pasado. Esta temporada preparó un proyecto más ambicioso: se embarcó en la tarea de crear un equipo. Eldor, una empresa italiana de componentes electrónicos, puso un presupuesto a su disposición y le encargó formar un conjunto. Dicho y hecho: corredores, coches y directores. Su mujer se convirtió en la administradora. A la hora de cobrar, el sueldo no llegó. Más preocupado por cuestiones financieras que deportivas, Giovannetti, que corre con el maillot de campeón de Italia, está en peligro de detentar un peligroso récord: el del número de caídas, en apretada disputa con los colombianos del Gaseosas Glacial. En cada etapa, acaba por el suelo un par de veces.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.