Perico Delgado: "La avería ha sido en el corazón"
Corrió el rumor: Delgado había cedido tanto tiempo porque había sufrido una avería mecánica. Sonriente, el corredor segoviano lo desmintió: "La avería ha sido en el corazón, en todo caso", dijo.El corazón le transmite a Delgado las sensaciones, esa palabra que usan los deportistas para contar cómo se sienten. Y ayer o falló la transmisión o no hubo sensaciones. "He tenido malas sensaciones. No me notaba. No he podido meter buenos pisotones. Lo único que intentaba era no quedarme clavado", explicó, resignado. El día esperado le había vuelto la espalda.
Pero Delgado sigue creyendo en que puede ganar la Vuelta. "Esto es muy largo y tiene que dar muchas vueltas. Falta el mogollón de la última semana, donde estará el quid de la cuestión". Junto a eso, la esperanza, jugando sus bazas. Una de ellas, la psicológica. "Zülle tiene miedo a una ronda de tres semanas [ha iniciado dos y no ha terminado ninguna], y hay que trabajar para que le entre más miedo en el cuerpo. Hay que buscarle el día malo. Además, se va a ver más presionado según avancen los días y siga líder", analizó Delgado.
Zülle explicó que una de las causas de su éxito fue la buena preparación: "Estuve estudiando el recorrido dos semanas". Qué le va a decir a Delgado, que conoce mejor que nadie esas carreteras. Poco consuelo: "Aunque conozcas hasta los baches, la bicicleta la mueven las piernas, y si éstas no funcionan...".
Las bicicletas
Lo que movían ayer los ciclistas eran maravillas de la técnica. Los cinco mejores del ONCE utilizaron bicis de carbono, de tubos tradicionales, con tornillos de titanio. Eran unas plumas de apenas siete kilos y medio. La de Zülle era diferente, un lujo. El cuadro entero, de titanio. Los tubos, con más diámetro y de menos espesor. Es una máquina única. Pensada por Manolo Saiz, fue construida en Massachusetts (EE UU).
Tony Rominger usó material más sencillo, pero ligero. Poco más de siete kilos pesó su bici, manillar de triatlón incluido. El cuadro, de carbono; los tornillos, de titanio. El suizo renunció, sin embargo, al último avance: el control de cambio eléctrico. "Con este tiempo, frío y lluvioso, y corriendo con guantes, los ciclistas no tienen sensibilidad en los dedos y pueden saltar varios piñones de golpe", explicó su mecánico.La curiosidad sucedió en el Amaya. Encargó 10 bicicletas de titanio, pero sólo le llegaron dos a tiempo. Mínguez eligió a Mauri y Rincón para usarlas, al pensar que serían sus mejores bazas. Cubino se conformó con un cuadro de aluminio. Y demostró que el material sólo es un matiz más.
Como el cambio de bicicleta de Delgado. La que usó en el tramo montañoso era más recortada, con ángulos menores, más ágil de mover en montaña. Le valió de poco.
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