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Attali acepta las críticas a los excesivos gastos del BERD y anuncia medidas rigurosas

Enric González

Jacques Attali, presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), recibió ayer la esperada reprimenda de sus jefes. El primer ministro británico, John Major, y el ministro de Finanzas alemán, Theo Waigel, le riñeron suavemente en público. Muchos otros lo hicieron con más contundencia durante las reuniones a puerta cerrada. Los gastos suntuarios del BERD y sus mármoles de Carrara han provocado una intensa polémica y ayer, al comenzar la asamblea general del banco, el propio Attali entonó el mea culpa."Las críticas difundidas durante las últimas semanas han supuesto una lección muy constructiva para el banco y para mí", dijo el polifacético escritor, banquero y consejero de François Mitterrand. "Se han tomado medidas", -siguió, "y yo personalmente me ocuparé de que se apliquen rigurosamente". Dichas medidas consistían, básicamente, en un incremento de los poderes de la comisión de auditoría interna. Los 9.000 millones de pesetas en decoración ya están gastados, pero es de suponer que no volverán a celebrarse fiestas para los empleados (la última costó nueve millones) y que Attafi pensará en que "el dinero es de los contribuyentes", como le recordó Major, a la hora de alquilar sus aviones privados.

Mucho más graves, pero también más soterradas, fueron las críticas vertidas contra la actuación del banco por sus beneficiarios, los países ex comunistas del este de Europa. Los representantes de la República Checa señalaron que los créditos del BERD eran "apenas una gota de agua, casi imperceptible" dentro del masivo esfuerzo de reconversión económica.

Attali se defendió, sin embargo, con argumentos sólidos. El BERD no podía conceder créditos alegremente, dijo, porque se arriesgaba a Caer en la insolvencia y a arruinar "la única entidad internacional" con la misión específica de ayudar a esa zona del planeta. Su política de rigor había reducido los riesgos al mínimo, siguió, lo que permitía bajar los tipos de interés que aplica al banco y no sobrecargar de deuda a las sociedades receptoras. El BERD no sólo proporciona créditos, sino que colabora en la confección de proyectos empresariales y de infraestructura y dispone del único foro que evalúa los riesgos de seguridad planteados por decenas de centrales nucleares deficientes en Europa del Este y la antigua URSS.

Antes de la asamblea, unos 3.000 delegados se reunieron en el BERD para intercambiar ideas. Una de ellas, por ejemplo, la de reconvertir a policías y soldados en inspectores de Hacienda para evitar "fugas masivas de capitales en cuanto la economía esté plenamente liberalizada", fue propuesta por uno de los vicepresidentes del banco, Mario Sarcinelli. Las dificultades que plantean las privatizaciones, las tensiones monetarias y la reforma del mercado de trabajo fueron las grandes áreas de debate.

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