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Los socialistas catalanes proponen que el programa electoral incluya la supresión de la 'mili' en el año 2000

Los socialistas catalanes quieren que el PSOE se comprometa en su programa electoral a suprimir el servicio militar obligatorio y crear unas Fuerzas Armadas totalmente profesionales en torno al año 2000. La iniciativa de] Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) cuenta con el apoyo de las Juventudes Socialistas y de un sector de¡ Grupo Socialista en el Congreso, pero despierta reticencias entre los responsables del área de Defensa del PSOE, según afirman los autores del proyecto.

La coordinadora del programa electoral del PSC, la diputada Mercedes Aroz, entregó ayer en Madrid al coordinador del programa electoral del PSOE, Francisco Fernández Marugán, la propuesta de supresión de la mili obligatoria, aunque ambos ya habían hablado al respecto en ocasiones anteriores.El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, dirigente del PSC y ex ministro de Defensa, también está al corriente de la iniciativa de su partido, a la que no se ha opuesto.

El plan del PSC es abolir progresivamente el servicio militar obligatorio para que en el año 2000 las Fuerzas Armadas estén integradas exclusivamente por soldados profesionales.

Entre tanto, la duración de la prestación social sustitutoiria del servicio militar sería equiparada a la de la mili, pasando de 13 a 9 meses, al tiempo que serían ampliados los ámbitos para dicha prestación, por ejemplo con la participación en programas de cooperación con países subdesarrollados.

Las Fuerzas Armadas, por su parte, avanzarían hacia su total profesionalización prestando especial atención a la :Formación tecnológica de sus miembros y ampliando la participación de las mujeres. En este periodo de transición que acabaría en el año 2000, las Cortes aprobarían una ley de movilización militar de la población para caso de guerra.

Los autores de la propuesta del PSC, que empezaron a madurarla a finales del año pasado, se muestran convencidos de que el PSOE acabará por incluir este punto en su programa para las elecciones del 6 de junio.

Reticencias en Defensa

A su juicio, las únicas reticencias podrían proceder de algunos responsables de Defensa en el Gobierno y en el partido socialista, que temen que la abolición del servicio obligatorio incapacite a las Fuerzas Armadas para reunir los efectivos humanos necesarios que aseguren la defensa del país y el cumplimiento de los compromisos internacionales.

Nunca hasta ahora los socialistas españoles se habían pronunciado abiertamente en favor de la desaparición de la mili. Por el contrario, el presidente del Gobierno, Felipe González, ha manifestado en más' de una ocasión que la obligatoriedad del servicio militar es más democrática que la profesionalización total del Ejército, pues en el primer caso es la sociedad entera la que contribuye a la defensa del país, mientras que en el segundo esta tarea cae normalmente sobre las espaldas de los integrantes de las capas sociales más desfavorecidas. En esta misma línea se pronunciaba Serra, a la sazón ministro de Defensa, en vísperas de las elecciones de 1989: "El servicio militar obligatorio es una conquista de la sociedad".

Frente a estos argumentos, Aroz sostiene que el PSOE "debe aceptar el reto de renovar sus posiciones en función de la evolución del país". La diputada entiende que los jóvenes de las clases populares disponen hoy de oportunidades suficientes como para no verse abocados en masa a la milicia como única salida laboral. A juicio de Aroz, el creciente rechazo de la sociedad a que los jóvenes deban interrumpir su vida normal para prestar un servicio que, en pleno apogeo de la tecnología bélica, es de dudosa eficacia militar niega hoy la razón de ser a la mili.

En las legislativas de 1989, sólo Izquierda Unida (IU) ofreció en su programa la supresión del servicio militar obligatorio. El PSOE propuso rebajar la duración a nueve meses; el PP, a ocho y el CDS, a tres. En caso de que el PSOE no hicise suya la propuesta, los socialistas catalanes la mantendría, aunque no como promesa de gobierno, sino como propósito de futuro.

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