339 pasajeros de Iberia llegan desde Nueva York con un día de retraso
Casi 700 pasajeros que este fin de semana han volado con Iberia desde Nueva York a Madrid han sufrido fuertes retrasos. El vuelo del sábado fue cancelado por una avería y sus 339 viajeros llegaron ayer a Barajas en tres aviones diferentes, un día después de lo previsto. Otros 300 que tenían billete para el domingo también padecieron demoras. Casi un centenar de pasajeros volaron en una nave distinta a la que transportaba su equipaje, y esperaron horas para recuperarlo.
Dos eran las grandes quejas de los viajeros: la falta de información y explicaciones por parte de los representantes de Iberia en Nueva York y el desbarajuste montado. Ocho personas extraviaron su equipaje, después de esperar por él largo rato. "El personal de allí hizo todo lo que pudo, pero faltaba organización", era un comentario habitual entre el pasaje.Todo el desaguisado comenzó en el vuelo del sábado. El avión, un Jumbo, Boeing 747, estaba tomando altura cuando uno de los motores se incendió. El comandante avisó de que por problemas técnicos era necesario aterrizar. Se intentó arreglar el desperfecto, pero no fue posible y los responsables de Iberia trasladaron a los 339 viajeros afectados a un hotel cercano.
El descontento brotó al día siguiente. "Al mediodía todavía no sabíamos en qué vuelo nos iban a llevar, fuimos al aeropuerto Kennedy y tuvimos que esperar mucho tiempo para cambiar la tarjeta de embarque; después ya nos comentaron que llegaríamos a Madrid en tres aviones", explican dos parejas catalanas de mediana edad.
Los viajeros del pasaje del domingo también acudieron a la terminal internacional y allí se encontraron con las consecuencias de lo sucedido el día anterior. El avión, que tenía prevista su salida a las 18.30, partió dos horas después con 154 de los pasajeros del sábado. A las 22.30 un vuelo procedente de Toronto hizo escala en Nueva York para recoger a otros 128, y a la 1.30 otro avión que salió de Los Ángeles recogió a los 57 últimos.
Ánimos caldeados
Los retrasos, el desconcierto y la desinformación habían caldeado los ánimos. Pero, al menos, ya estaban en ruta. La puntilla llegó cuando los primeros pasajeros pusieron pie en Barajas. Los equipajes salían por tres cintas transportadoras diferentes. Algunas maletas de los pasajeros de las doce venían en el vuelo posterior, y otras llegaron al aeródromo antes que sus propietarios.Varios viajeros abandonaron el aeropuerto confiados en que les enviarían sus bártulos a destino. Otros se quedaron esperando, perdieron conexiones que debían hacer y faltaron al trabajo.
La compañía Iberia ofrece una versión bien distinta. "Se hizo todo lo mejor que se pudo, en Nueva York se hospedó a la gente en hoteles y se les dijo: "tranquilos, les avisaremos"; pero los pasajeros no esperaron en el hotel, se plantaron por su cuenta en el aeropuerto y, claro, allí se tiraron tiempo esperando innecesariamente y con gran nerviosismo", añaden.
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