Tres judíos optan al escaño del suburbio más cosmopolita de la capital
Veinte comunidades étnicas, nacionales, religiosas o culturales se entremezclan en el mercado de Sarcelles, el suburbio parisiense que se ha convertido en uno de los grandes campos de batalla de las legislativas francesas. En este zoco se venden tanto quesos normandos como aceitunas marroquíes, panes libaneses, frutas africanas, especias indias o licores chinos, y no porque el cosmopolitismo culinario esté de moda, sino porque la clientela reclama los productos de sus países de origen.Y, sin embargo, a tenor de la identidad cultural de tres de los principales candidatos al escaño de diputado de Sarcelles, se diría que aquí sólo hay judíos. Judíos son el socialista Dominique Strauss-Kahn, el gaullista Pierre Lellouche y la ecologista Fanny Merguy. Los tres buscan el voto de ese 10% judío que compone el heterogéneo vecindario de Sarcelles.
Sarcelles resume todos los males de la periferia parisiense. Esta ciudad dormitorio creada en los años cincuenta ha ido acogiendo a sucesivas oleadas de inmigrantes procedentes del Magreb, del África negra y de Asia. Ellos constituyen la mitad de la población de un suburbio caracterizado por el abandono de muchos de sus edificios, la degradación de sus escuelas, un porcentaje del 25% de parados y el elevado consumo de drogas. La mayoría de sus comerciantes afirman haber sido atracados varias veces.
Duelo personal
Paradójicamente, Sarcelles es el escenario de uno de los grandes duelos personales de las elecciones francesas. Dos importantes personalidades políticas compiten por su escaño: Strauss-Kahn, ministro socialista de Industria y esposo de la popular periodista de televisión Anne Sinclair, y Lellouche, consejero de política exterior de Jacques Chirac.Strauss-Kalin parte con ventaja: es el titular del escaño desde las legislativas de 1988 y Sarcelles es un feudo tradicional de la izquierda. Lellouche arriesga mucho en la partida. Hasta ahora era conocido como uno de los mejores especialistas franceses en política internacional y uno de los eminencias grises del neogaullismo. Si gana para la derecha este escaño, se convertirá en una de las principales figuras de la futura nueva mayoría.
Lellouche promete que llevará más policía a Sarcelles. La mitad puramente francesa del vecindario es sensible a ese argumento de Lellouche. De hecho está claramente tentada por el ultraderechista Frente Nacional, que presenta aquí a Jean-Pierre Girod, un francés de pura cepa.
En las regionales de marzo de 1992, el Frente Nacional obtuvo en Sarcelles el 22,5% de los votos. Si Lellouche logra recuperarlos, habrá dado un paso de gigante en su feroz pulso con Strauss-Kahn.
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