El BBV impone un severo código de conducta a sus altos directivos

El Banco Bilbao Vizcaya (BBV) ha impuesto un amplio y severo código de conducta a sus altos directivos, en el que se incluye la obligación de informar a la dirección de la entidad de las relaciones familiares con otros trabajadores del grupo, la prohibición del manejo de información privilegiada para hacer negocios privados o la negativa a aceptar obsequios de clientes o proveedores "que puedan interpretarse como condicionantes de sus actuaciones".

Este código, anunciado hace unas semanas por el presidente de la entidad, Emilio Ybarra, también incluye la obligatoriedad de comunicar las posiciones deudoras con el banco de sus altos directivos y familiares directos."No adquirir, directa ni indirectamente, bienes o derechos de los que sea titular el banco o cualquiera de las sociedades de su grupo, salvo en los casos en que se trate de bienes ofrecidos por éstas con arreglo a criterios de transparencia y generalidad, o se realice la adquisición por concurso o subasta, o con autorización expresa del banco", es otra de las normas impuestas a los altos directivos del BBV.

Dentro de este conjunto de directrices de comportamiento se introduce como novedad la dedicación exclusiva al grupo, y se mantiene la prohibición de utilizar al personal de la entidad en tareas que no sean las que tienen oficialmente asignadas.

Otra de las recomendaciones para los altos directivos de la entidad financiera consiste en que deben consultar previamente al banco la aceptación de cualquier ofrecimiento de cargo, designación o nombramiento ajenos al grupo. Esa obligación se hace extensiva cuando el ofrecimiento entraña alguna responsabilidad política "que pueda afectar a su independencia y dedicación profesional al grupo".

El capítulo séptimo de los diez de los que consta el código se dedica íntegramente a la confidencialidad a la que están obligados los directivos del BBV. En dicho capítulo se consagra el secreto profesional sobre lo concerniente tanto a los clientes como a las actividades concretas del banco.

Por su parte, el BBV reconoce la obligación de cuidar la formación de su cuadro directivo de acuerdo con las labores que tiene asignadas. Además, se obliga a la continua mejora técnica de las instalaciones, pero advierte que dicha mejora debe ser una preocupación constante del directivo.