Borís Yeltsin advierte al Parlamento ruso que su paciencia se acaba

El presidente ruso, Borís Yeltsin, advirtió ayer que su paciencia en la guerra contra el Parlamento se acaba. En un discurso en la apertura del II Foro de la Unión Cívica, organización política de centro que controla el 40% de los escaños del Legislativo, Yeltsin denunció que las enmiendas constitucionales propuestas modifican el fundamento del Estado. "Yo no he jurado esa Constitución", dijo amenazante. "Como presidente, no puedo tolerar esta situación por más tiempo".

Borís Yeltsin ha vuelto, aparentemente, con fuerzas renovadas de sus vacaciones de 12 días en su casa de campo. Sin embargo, su agresiva intervención en el II Foro de la Unión Cívica -bloque que reune a las fuerzas centristas- es un espejismo.Yeltsin considera que el Parlamento concentra en sus manos prácticamente todo el poder y forma un Gobierno paralelo. "De hecho, en Rusia al lado del Gobierno constitucional actúa otro bajo la dirección del Sóviet Supremo. El presidente no puede seguir tolerando esto", advirtió.

En un discurso duro, ante una audiencia que escuchó en total silencio, aparentemente enterró la vía de la negociación para alcanzar un compromiso sobre la división del poder. Yeltsin se quejó de que el Legislativo le ha dejado sin poderes para gobernar. "Ahora, es como la reina de Inglaterra", explicó más tarde un ayudante del presidente.

En otras palabras, Yeltsin está advirtiendo de que si el Congreso de Diputados, que debe reunirse este mes, aprueba enmiendas que recortan sustancialmente las facultades del presidente, él se sentirá con las manos libres para actuar contra los diputados, por dar un golpe de Estado constitucional.

El único problema es que para disolver el Congreso Yeltsin necesitará el apoyo del Ejército y / o de la policía, instituciones que no parecen dispuestas a actuar en favor de ninguno de los bandos en disputa.

Los ataques de Yeltsin preocupan a los diputados conservadores, quienes temen que el presidente, acorralado, opte por suspender la Constitución y disolver la Cámara. Según la actual legislación, Yeltsin no puede disolver el Parlamento.

Una prueba de la frágil situación de Yeltsin es el discurso del vicepresidente, Alexandr Rutskó¡ -uno de los líderes de Unión Cívica- quien manifestó que es insuficiente introducir modificaciones en el programa de transformaciones. "Lo que se necesita es un cambio total del actual curso de la reforma", señaló entre el aplauso de los asistentes y el rostro impasible de Yeltsin.

La mayoría de los oradores que subieron a la tribuna se pronunció en contra del referéndum constitucional fijado para el 11 de abril y a favor de elecciones legislativas y presidenciales anticipadas.

El líder ruso no ocultó su preocupación por la envergadura de la manifestación pro comunista del 23 de febrero pasado. "Cada vez se escuchan más los llamamientos a la sublebación y a la guerra civil".

El presidente ruso quiso dejar abierta un puerta y prometió comenzar consultas con diferentes grupos políticos para buscar consenso lo antes posible.

Yeltsin dijo estar convencido que la actual crisis se va a poder superar. El presidente ve el futuro de Rusia en una Federación "eficaz y equilibrada". De lo contrario, al país le espera "la dictadura o la anarquía", dijo.

El presidente aprovechó su intervención para afirmar que la ONU debe encargar a Rusia la seguridad en los territorios de la antigua URSS. "Ha llegado el momento para que la ONU deje al cuidado de Rusia la estabilidad y la paz en la antigua Unión Soviética", dijo Yeltsin.

De momento, la ONU no participa en ninguno de los conflictos caucásicos o el de Tayikistán. Sólo la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa busca un acuerdo al enfrentamiento entre armenios y azerbaiyanos por el control de Nagorno Karabaj.