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La policía centra sus pesquisas en cuatro amigos de la joven muerta en Madrid

Francisco Peregil

O tenían la versión bien aprendida o dicen la verdad. Varios de los siete jóvenes (seis hombres y una mujer) que vieron por última vez, la noche del 9 de enero, con vida a Susana Ruiz declararon ayer a la policía que la chica salió sola del caserón abandonado, donde celebraban un cumpleaños, para irse a su casa. La policía indicó que todos los sospechosos aseguraron que no hubo contactos sexuales, pero que bebieron mucho y fumaron hachís. La primera autopsia del cadáver no aportó ayer ningún dato sobre las causas del fallecimiento ni reveló golpes en la cabeza, como se apuntó inicialmente.

Los amigos interrogados por la policía en estos dos últimos días coincidieron en los detalles fundamentales, aunque hubo contradicciones que fuentes policiales se negaron ayer a explicar. Cuatro de ellos todavía prestaban declaración a última hora de la noche de ayer.No obstante, la policía baraja la posibilidad de que la muerte de la joven fuera ocasionada por la ingestión de bebidas y droga. Para avanzar sobre esta hipótesis los agentes esperan los resultados del análisis de las vísceras.,

El cadáver de Susana Ruiz, tras 46 días de desaparición, se encontró en unas minas de sepiolita, mineral utilizado, entre otros usos, para que los gatos depositen sus excrementos. El hecho de que sus pantalones y su ropa interior estuvieran bajados indica que pudo ser víctima de una agresión sexual aquella misma noche, ya que llevaba la misma ropa que el día en que la vieron los padres por última vez, el mismo reloj y la misma cadena en el cuello.

Ninguno de los chicos que acudieron a la fiesta se puso en contacto con los padres. A familiares y amigos les confesaría el padre que las malas compañías" habían llevando a su hija a esas circunstancias.

Buscando en la guía de teléfonos madrileña localizaron a un joven de Coslada, municipio cercano de 73.000 habitantes, que les confesó que vio a su hija aquel sábado en la fiesta y que ella se fue a las tres de la madrugada andando en dirección a casa. Atravesando el campo, se emplea una media hora desde la casa abandonada hasta Las Musas, el instituto donde vivía Susana con dos hermanos, una hermana y sus padres.

La chica fue hallada sólo a 400 metros del caserón, y a unos 25 minutos andando de su casa. La policía cree que pudieron matarla en el mismo lugar donde la enterraron, a pesar de que todavía no se ha encontrado rastro de sangre.

Pista dudosa

Aunque la madre siempre insistió ante los medios de comunicación en que su hija no se fugó porque no se llevó de casa absolutamente nada, ni siquiera los objetos de aseo, la policía trabajó fundamentalmente sobre la hipótesis de que se trataba de una fuga. De hecho, un amigo de Susana atestiguó ante los padres y la policía que había visto a la chica pocos días después de su desaparición. Los agentes investigan si fue un simple error o, por el contrario, obedece a una falsa pista facilitada deliberadamente.

"No debemos criticar a las personas que llaman diciendo que han visto a algún desparecido", indicó un responsable de la investigación "porque gracias a ellos, y a pesar de los errores, muchas veces encontramos a la gente".

Entretanto, los padres aguardaban noticias, junto a otros familiares, en el instituto donde viven, sobre el desarrollo de la autopsia. El director del centro, Juan Martos, indicó que, una vez concluido el informe del forense, se instalaría la capilla ardiente en las dependencias. "La autopsia", indicó el director, "está planteando muchos problemos debido al tiempo que permaneció descomponiéndose el cadáver". Fuentes próximas a la investigación indicaron que en la autopsia practicada no se han apreciado señales de golpes en la cabeza, como en un principio hizo suponer el desfiguramiento del rostro de la muchacha.

El féretro se trasladará a Palacios de la Sierra (Burgos), el pueblo de donde proceden los padres. Allí será el entierro.

Desde la casa donde se celebró el cumpleaños hasta el lugar donde se encontró el cuerpo de Susana sólo hay 400 metros de hierbajos y escombros. La zona del suceso pertenece a San Blas, un distrito del extrarradio de Madrid. El caserón abandonado contiene varias habitaciones que no se comunican entre sí. En la puerta de una de ellas, los chicos habían prendido una hoguera. Ése es el cuarto que mejor aspecto presenta. Al lado hay un pozo ciego de cinco metros de profundidad, tapado con un colchón y con varias litronas dentro.

En la otra esquina hay una habitación con la puerta abierta, un colchón dentro y un hornillo inservible. En la puerta, una motocarro oxidado, tejas por el suelo, un Seat 600 también corroído, tejas, contenedores azules y cartuchos disparados hace varios meses, a juzgar por su aspecto. A la salida de esa habitación aparece otro pozo ciego, éste, de unos ocho metros de profundidad.

El instituto Las Musas suspendió las clases hasta el lunes. Los amigos de Susana, según estas alumnas, eran de Coslada. No estudian en el instituto, pero se sentaban a menudo en un parque próximo. "Tenían las vestimentas y melenas típicas de los heavies.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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