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Las grandes preguntas de los más pequeños

El debate en directo de Bill Clinton con 40 niños de barrios pobres de Estados Unidos

Antonio Caño

Para un político, aceptar un debate con niños siempre suena un poco demagógico. Pero el que el presidente norteamericano, Bill Clinton, sostuvo el sábado con un grupo de menores de edad en Washington resultó tan interesante que la cadena que lo retransmitía, la ABC, decidió extender el programa media hora más de lo previsto, que eran 90 minutos, renunciando, insólitamente, a los ingresos publicitarios de ese tiempo.Este debate fue un apartado más de la campaña divulgativa que Bill Clinton emprendió desde que el miércoles pasado presentara ante el Congreso su ambicioso calendario de cambios. Dentro de esa ofensiva publicitaria, el presidente llegó ayer a California, donde le esperaba una encuesta del diario Los Angeles Times que indica que el 60% de los norteamericanos comprende y comparte las razones que el Gobierno ha dado para aumentar los impuestos.

La reunión con los niños, que se organizó con 40 de ellos invitados a la Casa Blanca y otros comunicados por un teléfono gratuito al que cualquiera tenía acceso, no aportó noticias de las que permiten titulares a cinco columnas, pero, en un país dado al sentimentalismo, creó un excelente ambiente de comunicación entre el presidente y lo más puro de su pueblo, los que no pueden votar.

Clinton reconoció que estos son malos tiempos para ser niño. "Cuando yo tenía tu edad era mucho más fácil", le contestó a un muchacho de Chicago que fue asaltado por pandilleros en sus primeros días de colegio y que ahora va cada mañana a clase con el miedo dentro del cuerpo.

Violencia, drogas, contaminación, pobreza, enfermedades. Esas fueron las preocupaciones expresadas por los niños, y a todas ellas respondió el presidente entre manifestaciones de fascinación de los niños, la mayoría de los cuales no sólo no habían visto nunca la Casa Blanca, Sino que no habían salido de los; barrios de miseria de los que proceden.

Hablaron con él un pequeño enfermo de sida, el hijo de uno de esos mendigos con la casa a cuestas que abundan en las calles norteamericanas, la hija de una ecologista que da su vida por el cuidado de una especie de buho en peligro de extinción, varios miembros de familias que han perdido sus puestos de trabajo, un huérfano que está convencido de que el cáncer que mató a su padre fue provocado por las plantas químicas que rodean su casa en Luisiana.

Pero no todo fue triste. El presidente Clinton también habló con los niños de fútbol, les comentó que su principal habilidad culinaria era la tortilla y que sus peores notas en la escuela fueron en conducta, porque nunca paraba de hablar en clase.

El presidente no dejó pasar esta reunión sin hacer también algunas promesas: los restaurantes de comida rápida tendrán que cuidar más sus productos y una mujer será presidente de Estados Unidos en un futuro corto.

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