La fórmula 1 devolverá el protagonismo a los pilotos

Max Mosley, el presidente de la Federación Inter nacional de Automovilismo (FISA), ganó la batalla e implantó sus criterios. En la reunión de Londres, la semana pasada, encontró menos oposición de la previsible. Mosley quiere reducir los costes de la fórmula 1 y devolver a los pilotos el protagonismo que las aplicaciones tecnológicas en los bólidos les han arrebatado. Pero los propietarios de las escuderías más potentes están en contra.

Mosley criticó duramente a Alain Prost en una carta dirigida a Frank Williams, pero en la reunión de Londres dio marcha atrás, admitió a la escudería Williams en el Mundial de este año y concedió la superlicencia al francés. Este cambio de actitud le sirvió para colocar modificaciones importantes en los reglamentos."Es un campeonato de pilotos. Por tanto, pretendemos que las cualidades en la conducción sean recompensadas", dice Mosley. El presidente de la FISA se ha marcado dos objetivos prioritarios para sacar a la fórmula 1 de su crisis: recuperar el espíritu de la competición (introduciendo incluso algún circuito oval en el futuro) y reducir drásticamente los costes.

De forma inmediata, se aplicarán algunas medidas de choque, como la reducción a 45 minutos de los entrenamientos libres y oficiales en los grandes premios, la prohibición de utilizar más de siete juegos de neumáticos por prueba y la imposibilidad de inscribir más de dos coches para cada jornada de entrenamientos. En cuanto a los carburantes, las nuevas normas no impedirán la investigación para la mejora de las gasolinas, pero no permitirán el uso de substancias exóticas, como las utilizadas en 1992.

Para el Mundial de 1994 los cambios serán todavía más importantes si Max Mosley logra la aprobación del consejo de la FISA, que se reunirá el 18 de marzo en Kyalami. "Un fórmula 1 es un engendro de alta tecnología que debe ser conducido por un, piloto de gran calidad. Pero la tecnología debe ser «orientada sólo hacia mejorar la velocidad y la conducción. No debe anular cada vez más las cualidades del piloto", explica el presidente de la FISA.

El reglamento planteado para 1994 tiende a aplicar estos criterios. La FISA quiere evitar que un simple dispositivo permita el control automático del funcionamiento del bólido o limite los efectos de un error de pilotaje.