El Barça pierde gas al final
ENVIADO ESPECIALEl Barcelona ha saldado sus tres desplazamientos europeos de la temporada con sendos empates de muy poca brillantez y en los que el resultado, resulta más satisfactorio que el juego.
Johan Cruyff no quiso que su equipo jugara al "ciento por ciento de riesgo", y no lo hizo. Quiso que moviera el balón con más rapidez que en el último partido frente al Tenerife, y lo hizo. En ausencia de Laudrup, un futbolista que admite banalidades, los chicos se dedicaron a comportarse bien sin cometer travesuras.
El técnico alemán, Otto Rehhagel, había proclamado que el fútbol debe jugarse con paciencia y sus hombres también le escucharon, conscientes además de las limitaciones físicas impuestas por su larga hibernación. Se resignaron estoicamente a pasar ratos sin poder jugar el balón y tardaron casi media hora en calentar a Zubizarreta con un cabezazo limpio de Neubarth y un tiro de Bode que dio en el primer palo.
Cruyff veía con satisfacción cómo su conjunto controlaba el encuentro con una módica inversión de calorías. Dejó a Guardiola en la tribuna, colocó a Amor en su demarcación y situó a Nadal en el centro del ataque, por delante de Bakero Con Stoichkov vigilado por Borowka y repetitivo en sus intentos de desmarque -"ese búlgaro tiene un turbo doble en el culo", llegó a decir el defensa alemán ante el empuje del delantero azulgrana-, el ataque barcelonista amenazaba pero no mataba. El gol de Julio Salinas fue fruto de un rebote que le dejó en franquicia el cuero tras una falta mal despejada.
Quizá la satisfacción de Johan Cruyff le indujo a no apretar tuercas a sus hombres durante el descanso dado que el Barcelona abrió el segundo tiempo perdiendo el control del partido. El Bremen perdió la paciencia y se lanzó hacia arriba en 45 minutos de juego fragmentado.
El debú en el primer equipo del internacional del jovencísimo Christiansen sólo quedó para la estadística, aunque Cruyff le defendió tras el partido. En los siete minutos que estuvo en el campo vio cómo Allofs, el veterano de 36 años que había salido seis minutos antes que él -el mismo que se alineó en la Recopa de Basilea 79 frente al Barcelona- recibió el balón en el frontal del área y batió a Zubizarreta.
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