La llamada de la selva

Filmar al lobo de crin en el Chaco, al quetzal en los bosques de Centroamérica o el ataque de las nutrias gigantes contra el caimán en el Amazonas son los instantes de gloria de un trabajo de cuatro años que ha llevado a un pequeño equipo del Ártico a la Patagonia. Ahora, en 14 capítulos de media hora, todo ese ingente trabajo, a veces en condiciones espantosas, se emite en la sobremesa de La 2. Es la serie De polo a polo sobre la fauna de América, que está teniendo un éxito de audiencia.

Borja Cardelús, director y guionista de la serie, al frente de un equipo técnico formado por nueve personas, es el responsable último de esta producción, que ha ocupado en los últimos días el puesto de honor de ser el espacio más visto de La 2."La paciencia y la información son claves en este tipo de trabajo, cuando te mueves en ambientes tan dispares y difíciles como el de la selva: amazónica o el Ártico", afirma Cardelús. El equipo pasó más de un año planificando la producción y preparando el rodaje.

"No hemos pretendido mostrar a los animales simplemente, sino en sus actitudes y comportamientos más interesantes y activos: la predación, las nupcias, la alimentación... Ello supone un trabajo de información y preparatorio mayor, así como más tiempo de rodaje, pero a la larga la serie sale favorecida, con una mayor densidad de acontecimientos biológicos", añade el director.

Su equipo, que tenía como operadores a Pedro Fernández-Vara y José Manuel Palomares, ha filmado en el Ártico a los osos polares refugiándose de las ventiscas árticas, o en la Patagonia a las orcas entrando en la playa para devorar a las crías del lobo marino.

Imágenes

Maite Varela, que ha formado parte del equipo de producción junto a Tomás Zardoya, Antonio Domingo y Carlos Morales, destaca el enorme trabajo de selección que se ha realizado tras filmarse miles de metros de película. "No hay tiempos muertos en la serie, y si se tiene en cuenta que en la serie prácticamente no hay presencia humana, uno pude darse cuenta de la densidad de imágenes que hemos conseguido".

Varela considera que TVE, en series de naturaleza, está al mismo nivel profesional y técnico que las más prestigiosas cadenas internacionales. Su trabajo, en esta ocasión, contó con buenos equipos técnicos gracias a la inversión que realizó TVE en el proyecto. La serie se rodó en cine, con cámaras de 16 milímetros, pero con una calidad digna del formato de 35 mm, que es el habitual del cine de ficción.

Los integrantes del equipo destacan el difícil rodaje en la selva amazónica, por la falta de luz, lo cerrado del bosque que esconde a los animales y la hostilidad general del medio. El equipo tuvo que soportar también temperaturas de hasta 50 grados a la sombra, en el desierto de Sonora, o 40 grados bajo cero en el Ártico.

La serie, que no ha tenido ninguna campaña de publicidad, ha conseguido, sin embargo, convocar a más de 1,5 millones de espectadores, una cifra apreciable en el tramo de sobremesa. La audiencia de la serie ha crecido progresivamente a lo largo de su primera semana de emisión, prueba de su buena recepción por el público. En el equipo que ha trabajado en la serie se nota cierta tristeza por esta falta de promoción en comparación con otras producciones de TVE.