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CATÁSTROFE EN LA CALLE DEL CINE

Los compañeros de Alfredo le despidieron con una lluvia de claveles

Un manto de claveles cubre la tumba de Alfredo Moreras, de 46 años, y de su hijo, Alfredo, de 10, fallecidos el miércoles en la tragedia deL cine Bilbao. En la jornada de luto decretada por el alcalde, las seis víctimas mortales dé, este suceso recibieron sepultura, mientras familiares y munícipes hablaban de responsabilidades. Seis heridos continuaban recuperándose en hospitales de la ciudad, y dos de ellos siguen en estado muy grave.

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El cementerio de Mingo Rubio, de El Pardo, se llenó ayer de niños. Un puñado de escolares daban con sus flores -pagadas por ellos mismos, como indicaba el director del colegio- el último adiós a su malogrado compañero de clase Alfredo Moreras. La emoción bloqueó sus gargantas infantiles y sólo un hilillo de voces se dejó oír al entonar un cántico de despedida.Alfredo y su padre quedaron enterrados entre las encinas que rodean el cementerio Mingo Rubio, de El Pardo. Irene Toledo, de 19 años, recibió sepultura en el camposanto de Carabanchel Bajo, y las otras tres víctimas -Petra Díez, de 52 años; Gervasio José Berciano, de 51, y Cecilia Príncipe, de 79- fueron inhumadas en la Almudena.

Las seis víctimas perdieron la vida al quedar aplastadas por la marquesina del cine Bilbao, en la que tres operarios estaban apilando, el miércoles por la tarde, los tubos del andamiaje que había sujetado el cartel anunciador de una película.

Cuatro autobuses, abarrotados de profesores y alumnos del colegio La Salle de Chamberí, acudieron a El Pardo. La tragedia del cine Bilbao, situado en la calle de Fuencarral, ha tocado de lleno a este centro escolar. Uno de sus alumnos, Alfredo, ya jamás acudirá a clase. Su madre, Montserrat Sanz Arlegui, profesora del centro y maestra este año de su propio hijo, y su hermana, Susana, de 15 años, también alumna, regresarán a las aulas, pero tendrán que enfrentarse al dolor de haber perdido a dos seres queridos en el accidente.

La ceremonia fue sobria, silenciosa e íntima. No hubo autoridades. Sólo familiares, amigos y alumnos del colegio. No asistieron ni Montserrat, que permanece ingresada en el hospital Gregorio Marañón reponiéndose de las graves heridas que sufrió en la catástrofe del cine, ni su hija Susana, de 15 años, la única de la familia que salió ilesa.

Un centenar de niños portaban coronas y ramos de flores. Entre ellos se encontraba toda la clase de 5º A, donde estudiaba Alfredo. Para algunos era su primer contacto con la muerte. Sin grandes aspavientos, mostraban su emoción con una inusitada solemnidad. Poco antes de irse se despidieron de su compañero con una emocionada y multicolor lluvia de claveles.

El responso fue oficiado por el párroco de El Pardo. Estaba prevista la intervención de un sacerdote estrechamente vinculado a la familia Sanz Arlegui, pero el grado de cercanía con los fallecidos hizo mella en sus nervios. Poco antes del entierro, en el Instituto Anatómico Forense, intentó celebrar una misa por los dos difuntos, pero el pesar le desbordó. No pudo acabar, y mucho menos acudir a El Pardo.

Que no vuelva a ocurrir

."Cuando pasemos estos momentos pensaremos en tomar alguna medida. Alguien tiene que ser responsable", comentaba ayer a Efe el hermano de una de las víctimas, José Manuel Berciano, en el cementerio de la Almudena. "A mí hermano nadie le va a devolver la vida, pero pienso que lo que ha sucedido tiene que servir para que se tomen medidas y que estas cosas no vuelvan a ocurrir, porque destrozan familias".Los dos heridos que se enfrentan a una peor situación son Rosalía Pérez Escario, de 60 años, y Marta Lotero Pascual, de 19. La primera, internada en el Clínico, ha sido intervenida de las fracturas de la pierna izquierda, mientras que su pierna derecha está inmovilizada con escayola. Según el parte médico, evolucionaba, ayer favorablemente, pero su pronóstico sigue siendo muy grave.Marta Lotero, que también está en el Clínico, tuvo que ser intervenida de nuevo en la noche del jueves por problemas circulatorios y ha debido recibir dos transfusiones de sangre -se le amputó la pierna izquierda la misma noche de la tragedia -Evoluciona favorablemente, aunque sigue en estado muy grave.En estado grave se encuentran Raquel Arce Dubois, también de 19 años; Montserrat Sanz Arlegui, de 38 años, madre de Alfredo; Asunción Hidalgo, de 61 años, y Carmen Bonillo Egúen, de 19 años, que ha presentado "diversos episodios de disfunción respiratoria", según el parte médico de ayer.

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