Los síntomas de una crisis
Los indicadores han hecho que se enciendan todas las luces de alarma; sin embargo, la crisis económica del baloncesto español todavía no ha tocado fondo. Fuentes próximas a la asociación de clubes (ACB) admiten que entre 9 y 11 clubes de los 22 que la forman deberán ampliar en breve su capital social. Las sociedades anónimas deportivas están obligadas a ello cuando las pérdidas durante un ejercicio superan el 50% de sus capitales sociales. De hecho el Ferrys Llíria ya se ha declarado en quiebra, mientras que el Granollers no ha podido vender más de 100 de los 237 millones que necesita para que su principal accionista, Joan Camp, no se vea en la necesidad de venderlo.
La crisis afecta a todos, incluso a los grandes. El Joventut, campeón de las dos últimas ediciones de la Liga, no ha encontrado patrocinador y ha tenido que hacer efectivo el contrato Firmado con Dorna que le aseguraba unos ingresos mínimos de 200 millones de pesetas, cuando la pasada temporada Montigalá, de la corporación Banesto, le había abonado unos 350 millones por este concepto. A cambio, Dorna hace lucir Marbella al equipo verdinegro.
Los malos resultados económicos de los clubes han repercutido de forma inmediata en los jugadores. Así, Villalobos, que la pasada temporada militó en el Real Madrid y que ha sido internacional, ha tenido que firmar contratos temporales primero con el Taugrés y después con el Murcia, mientras que Abad, ex internacional junior, se encuentra actualmente sin equipo.
En cualquier caso, la ACB ya había previsto la actual coyuntura y en diciembre de 1991 ya advirtió que un 86% de sus asociados acumulaba pérdidas, lo cual "hacía peligrar la estabilidad del mercado". Las previsiones han sido certeras.
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