Los clubes rebajarán los emolumentos de los jugadores mejor pagados en un 30%
El baloncesto español está decidido a adoptar drásticas medidas restrictivas tan sólo un par de años después de haber vivivo su más fulgurante opulencia. Se han acabado los contratos por encima de los 100 millones de pesetas anuales; al menos así lo proclaman los directivos de los principales clubes y así están dispuestos a asumirlo los propios jugadores. La época de las vacas gordas ha pasado, aunque todas las partes mantienen expectativas de que se remonte el vuelo a través de la propia coyuntura económica del país y de las perspectivas que puede ofrecer una nueva Liga continental.
El 15 de junio de 1990 José Antonio Montero se convirtió en el jugador español mejor pagado al firmar un contrato por el que cobraba unos 90 millones de pesetas por temporada. Poco tiempo después eran varios los jugadores que rompían la barrera de los 100 millones por temporada: Biriukov, Antonio Martín, Epi y Villacampa. Se disparó también la cotización de jugadores importantes como Herreros, Crespo, Rafael Jofresa, Orenga, Laso, Ferran y Llorente, y de otros que, a pesar de encontrarse en un nivel inferior, lograron firmar contratos superiores a los 30 millones anuales, como Abad, Zapata o Pedro Rodríguez. Un par de temporadas después, la galopante inflación del mercado español frena en seco.Las negociaciones para renovar los contratos que finalizan esta temporada no han comenzado, debido a que se espera la firma de un nuevo convenio colectivo en el que se introducen unas bandas salariales para amortiguar los efectos de la astronómica inflación existente. Pero al margen de ello, los directivos de los principales clubes ya anticipan sin ambages su actitud al respecto. Básicamente, todos están de acuerdo con la apreciación de Francesc Cairó, vicepresidente del Joventut y de la Asociación de Clubes: "Existe una clara tendencia a la baja". Josean Querejeta, presidente del Taugrés de Vitoria, explica los motivos: "Si nos hemos tenido que convertir en sociedades anónimas ha sido porque existía una mala gestión y estábamos abocados a la quiebra. Ahora, además, estamos viviendo un momento de recesión a nivel de ingresos y de patrocinio. No tenemos más remedio que adaptarnos a los presupuestos, y la parte más importante de los mismos se dedica al pago de los sueldos de los jugadores". La mayoría de los clubes destinan más de un 60% de sus ingresos a este capítulo.
El tope de los 100 millones
Los contratos que deben marcar la pauta, por su importancia y porque son los que deben negociarse próximamente, son los de Montero, Rafael Jofresa, Blriukov, Antonio Martín, Azofra, Jiménez y Epi. "En cualquier caso", afirma uno de los directivos consultados, "ahora mismo sería inimaginable que se firmara un nuevo contrato por más de 100 millones de pesetas anuales; estaría fuera de todo contexto. A mi juicio, los jugadores que tenían contratos de entre 120 y 140 millones de pesetas pueden esperar cobrar, a partir de ahora, entre 70 y 80 millones". Así las cosas, el único jugador que superaría los 100 millones de ingresos la próxima temporada sería Villacampa, puesto que tiene firmado un contrato hasta 1994.
Las bandas salariales que negodian la asociación de clubes (ACB) y la asociación de jugadores (ABP) estipulan un tope máximo de 82 millones de pesetas por temporada para aquellos jugadores que no superen los 29 años. Estas bandas establecen unos topes atendiendo a la edad de los jugadores y a una serie de coeficientes elaborados teniendo en cuenta si se hallan entre los 50 mejores en las estadísticas de la ACB, si son internacionales y la clasificación de sus equipos, entre otros factores.
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