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González reconoce que él y su Gobierno están perdiendo la batalla de la opinión pública

Anabel Díez

El jefe del Ejecutivo, Felipe González, reconoció ayer que él y su Gobierno han perdido credibilidad y que también están perdiendo "la batalla de la opinión pública". "Es un pecado mortal decirlo por parte de un líder político", reconoció. "Estamos perdiendo la batalla del ambiente", añadió. En un acto sobre la Unión Europea en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), González dijo aceptar esta situación, pero aseguró que está más preocupado por la existencia de un clima "en el que a veces cuesta respirar". González señaló que no consentirá que se cuestione su honradez y su "fuerza moral", ya que se siente aludido por el descrédito que sufren los políticos ante las constantes denuncias de corrupción.

"Estamos perdiendo la batalla del ambiente, de la opinión pública y de la credibilidad como Gobierno, y yo estoy estoy perdiendo credibilidad como presidente de Gobierno". Para el jefe del Ejecutivo, esa pérdida de credibilidad puede deberse en parte a razones "inexorables" y "lógicas" -"no se gobierna gratuitamente durante diez años"-, pero agregó que le preocupan otras razones que han provocado esa situación."La peor erosión que puedo soportar, o que podemos soportar, viene del cuestionamiento de la honradez de los responsables políticos, y la verdad es que me siento aludido y no me resigno", señaló el presidente en alusión a las continuas denuncias sobre corrupción.

"Patrimonio único".

Más adelante, el presidente del Gobierno dijo textualmente: "Si la conclusión de una experiencia de Gobierno es que uno puede perder la fuerza moral, entonces debo decir que se pierde algo más: se pierde la capacidad de representar al país, se pierden muchas cosas, algo que no estoy dispuesto a perder, porque éste es mi único patrimonio".

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Para González, el ambiente que se ha creado, y en el que "a veces cuesta trabajo respirar", está poniendo en peligro "algunos elementos del sistema democrático". También señaló que no podía resignarse a que se pusiera en cuestión la honradez de quienes, como él, se involucraron en la actividad política por "razones morales" en lucha contra la dictadura.

"Diez años de ejercicio de Gobierno, que se han intentado realizar de forma honrada, de gestión honrada, no deberían concluir en un ambiente como éste en el que no es que se cuestione la honradez, sino que también se ponen en peligro algunos defectos de funcionamiento del sistema democrático. No lo diré más".

El debate en el que participaba González estaba organizado por la cátedra Teneo de Derecho Empresarial, financiada por el Instituto Nacional de Industria (INI). El ex ministro socialista Joaquín Almunia moderó el coloquio posterior a la intervención de González, en el que se produjo la pregunta que dio pie a las reflexiones del presidente.

Antes de todas estas aseveraciones, el jefe del Ejecutivo pronunció una conferencia ante catedráticos, profesores y responsables del INI, en la que no ahorró críticas, aunque sin citar, al Partido Popular y a Izquierda Unida. González aseguró que le preocupaban "las opiniones antieuropeístas camufladas". En concreto, citó a aquellos que preguntan ahora qué es lo que va a hacer Europa para compensarnos por haber abierto nuestros mercados, en clara referencia al presidente del PP, José María Aznar.

Turno de reproches

Después le llegó el turno de reproches al coordinador general de IU, Julio Anguita, también sin mencionar su nombre. "Hay quien dice que el Tratado de Unión Europea nos impone unos sacrificios que no existirían si no estuviéramos ligados a la construcción europea; eso es otra gran falacia". González afirmó que ni un solo problema nacional está desligado del proceso de Unión Europea, y viceversa, en respuesta a los reproches que recibe por ocuparse supuestamente más de asuntos internacionales que de problemas domésticos. "El proceso de Unión Europea afecta directamente a todos los grandes problemas nacionales", insistió el jefe del Gobierno.

González reiteró su voluntad de no ceder y aplicar la política económica presupuestaria para reducir los desequilibrios. Señaló que se había fijado un déficit público del 3,6% del Producto Interior Bruto de todas las administraciones públicas, a pesar de todos los inconvenientes y del coste electoral que podría suponer. Podríamos haber fijado un déficit del 5,5, comentó, y tendríamos 1,3 o 1,4 billones de pesetas para relanzar la actividad. Pero no voy a ceder aunque esto "tiene un coste electoral que sé que pagaré". En relación con los salarios, González afirmó que una economía de salarios bajos no es presentable y que incluso es una economía despreciable. Pero también advirtió que una economía con unos salarios que dificultan la competitividad es un disparate.

División de opiniones

El jefe del Ejecutivo tuvo un recibimiento quizá más tranquilo de lo que esperaba cuando llegó a las puertas de la universidad de Alcalá de Henares. Además de las autoridades académicas, esperaban al presidente un grupo de personas de la localidad que le aplaudían, otro que le abucheaba y grupos de jóvenes que optaron más bien por el jolgorio.La sorpresa de González fue cuando una docena de personas exhibió tina pancarta en la que se leía "Isidro, cambia, UGT ya no te aguanta", con el símbolo de la central sindical. Todo el mundo pensó que se trató de un error al llamar a González Isidro y no Isidoro, que era el nombre del secretario general del PSOE en la época de la clandestinidad.

Lo cierto fue que no se trataba de un error de imprenta, ya que los congregados corearon el lema escrito e insistían en llamar a González Isidro. Una persona de la comitiva de González espetó: "O son muy jóvenes o no son de UGT". El propio Felipe González comentó poco después, entre risas, este incidente al diputado Joaquín Almunia, que moderó el acto.

Ya en el recinto universitario, una treintena de alumnos silbó al presidente, con cierta timidez, y los que lo hacían con más fuerza desistían enseguida para caer en sonoras carcajadas, todo ello en un ambiente muy colegial.

Dentro, todo fue seriedad y rigor, propio de las personas que forman parte de la cátedra Teneo de Derecho Empresarial.

Presentó el acto el rector de la universidad de Alcalá de Henares, Manuel Gala Muñoz. También pronunciaron unas palabras Javier Salas, presidente del INI, y José Luis Leal, presidente del Consejo Social de la Universidad de Alcalá y de la Asociación Española de la Banca.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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