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Se buscan dueños para las joyas del 'Titanic'

El Estado francés hace un llamamiento a los herederos de los ahogados en 1912 en el transatlántico

No era una broma, no. El anuncio que el pasado martes intrigó a los lectores de la prensa de París, Londres y Nueva York procedía nada menos que del Estado francés. Decía el mensaje: "Se busca a los herederos de los pasajeros del Titanic ". El objeto de la campaña es restituirles los objetos recuperados en 1987 por la expedición franco-norteamericana que escarbó, en los restos del transatlántico más famoso y más desdichado de la historia.El 10 de abril de 1912, el Titanic zarpó del puerto inglés de Southampton con la intención de llegar a Nueva York en seis días. Era el viaje inaugural del transatlántico más rápido y lujoso de la época. En la noche del 14 al 15 de abril chocó con un iceberg y se hundió en menos de dos horas. Con el buque desaparecieron 1.513 personas. Dada la escasez de lanchas de salvamento -estaba considerado insumergible-, sólo 687 pasajeros lograron salvarse. Una docena de ellos viven aún.

Fueron necesarios 73 años para localizar los restos del navío. En septiembre de 1985 se en contró el lugar exacto en que, a 3.800 metros de profundidad, yacía el gigante. Dos años después, el Instituto Francés del Mar (Ifremer) organizó una expedición de rescate financiada con capital inglés, norteamericano y canadiense. Entre julio y septiembre de 1987, el mitisubmarino Nautilus realizó 32 inmersiones, en las que recuperó unos 1,800 objetos. La compañía francesa de electricidad (EDF) se encargó de restaurarlos.

Los millonarios pasajeros del Titanic viajaban con sus riquezas. Los buzos del Nautilus sólo pudieron alcanzar la tercera clase del buque, la más económica, y aun así, entre las piezas rescatadas figuran cajitas de plata labrada, gemelos y relojes de oro, polveras con brillantes, maletas de cuero repujado y pendientes, pulseras, broches y collares maravillosos. También, cartas, libros, cepillos, corbatas, espejos, monedas y botellas de perfume. Muy pocas cosas están marcadas con nombres o iniciales.

Esos objetos son, según la legislación francesa, de propietario desconocido, por lo que el Estado, tiene que realizar una investigación pública para localizarlo. Sólo en caso de que no sean encontrados los dueños legítimos, el tesoro caerá en manos de Titanic Ventures, el consorcio internacional que financió la expedición de 1987.

Los herederos de los pasajeros del Titanic disponen de tres meses para darse a conocer en el secretariado del Estado francés para Asuntos Marítimos o en las embajadas de Francia en el extranjero. Lo tienen, en principio, bastante dificil. Deben probar su condición de herederos de un pasajero; luego deben de mostrar que el objeto reclamado perteneció a su ancestro, y, finalmente, deben pagar su parte alícuota de los 600 millones de pesetas que costó la expedición de rescate.

La recuperación puede costar entre un mínimo de unas 400.000 pesetas por una carta y un máximo de un millón y medio de pesetas por un collar. Ahora bien, el valor sentimental y hasta arqueológico de las piezas bien merece el esfuerzo de aquellos cuyo bisabuelo navegó en el Titaníc.

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