El fiscal pide cárcel para dos miembros del PP por el por correo en Palencia
El PP fue el partido precursor del invento del puerta a puerta electoral: puso en práctica el cama a cama. Así quedó de manifiesto en la vista oral iniciada ayer en Palencia sobre el fraude del voto por correo, el primer juicio que se celebra en España sobre las presuntas irregularidades cometidas en votos tramitados por el PP. El fiscal ha pedido nueve meses de prisión y 10 años de inhabilitación política para las militantes Marisa Nebreda y Rosario Antolín, que se dedicaron en la pasada campaña electoral a visitar los hospitales y asilos de Palencia.
La presidencia de la diputación de esta provincia se decidió por sólo 14 votos, y el resultado en el Ayuntamiento de la capital fue también muy apretado. Los votos bajo sospecha son unos 200, según fuentes oficiosas.El juicio comenzó ayer y continuará hoy en el hospital geriátrico San Telmo, de Palencia, en cuyas dependencias se constituirá el tribunal de tres magistrados. Las togas se mezclarán con las batas blancas para que presten declaración los testigos enfermos o impedidos, que no pueden acudir a la sala.
El fiscal Ricardo González Cerrón sostiene en su escrito que los acusados, "con la infraestructura de oficina y recursos burocráticos del PP de Palencia", se presentaron en asilos y hospitales para que ancianos y enfermos les firmaran la solicitud de voto por correo. Les acompañaba un notario, que legitimó las firmas.
Pero los impresos que ofrecieron a los electores precisaban que las papeletas y el certificado del censo debían ser enviados a Zorrilla, 1, la sede del PP, y no al asilo. Allí, alguien votaba por los ancianos, que se quedaban esperando los documentos. Y eso quienes comprendían algo, porque la mayoría, "por su carácter senil y por dolencias diversas", siempre según el fiscal, "presentaban un estado de precariedad de facultades intelectivas".
¿Una o dos visitas?
En la vista comparecieron cuatro religiosas con responsabilidades en los centros asistenciales. El fiscal trató de demostrar que las dos acusadas sólo aparecieron por los centros una vez y no dos, como sostienen ambas. En esa única ocasión, según el fiscal, pidieron las firmas y no volvieron después para llevar las papeletas de modo que escogieran una y la introdujesen en el sobre. Las monjas no pudieron precisar si ese segundo trámite se cumplió. Sólo tuvieron conocimiento del primero; y aclararon que las dos mujeres -dos elegantes veinteañeras- se identificaron siempre como miembros del PP. El abogado defensor, Antonio Hermoso, insistió sobre el hecho de que no pudieran negar que acudieron dos veces.El presidente de una mesa electoral, Orencio García, profesor de EGB, testificó que varios ancianos se presentaron para votar cuando en realidad ya había llegado su voto por correo. El fiscal preguntó a las acusadas cómo se explican eso, y respondieron que no se lo explican.
Si alguien votó por ellos, ¿quién fue? El fiscal se encaminó a demostrar que las dos acusadas fueron las únicas gestoras del voto por correo. Pero tanto ellas como otros miembros del PP señalaron que aquellos días en la sede del partido había mucha gente, y que alguien pudo poner las papeletas en los sobres y enviarlas. Además, ellas siguieron en todo momento indicaciones y sugerencias, incluso desde Madrid, según testificaron ambas. El defensor intentó quitar la responsabilidad a las dos afiliadas pero sin descargarla en nadie.
El notario que participó en la legitimación de firmas explicó que en esa vía fedataria -al contrario que en- el poder notarial -él no debe hacer juicio alguno sobre la capacidad del firmante. También declaró que había rechazado acudir al hospital psiquiátrico cuando se le comentó tal posibilidad. La ley no impide que voten los locos, pero el notario declinó la sugerencia "por sentido común".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.