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Un bailarín egipcio sufre fracturas en las dos piernas tras ser agredido el domingo

Ana Alfageme

Shokry Mohamed no hizo caso a su mujer, Rosa, el pasado domingo: "No salgas, que es muy mal día, que están todos los fachas por ahí". Pero Shokry, un bailarín egipcio de tez muy oscura, salió a pasear como si fuera un día cualquiera. El crepúsculo le sorprendió en el templo de Debod, mirando por uno de los catalejos. Se fijó en dos muchachos que deambulaban cerca: "Pelo muy corto, vaqueros normales, cazadora negra con una cruz roja en la manga" recuerda él. Asegura que le empujaron por un terraplén de 15 metros. Ahora, sus dos piernas, tan valiosas para él, están escayoladas.

"Esto no cambia la idea que tengo de España. Es el país de mis sueños". Shokry, nacido hace 41 años en El Cairo, parece aun mas pequeño tumbado en un rincón de su estudio de danza, escayolada de arriba a abajo la pierna izquierda -por una fractura de rodilla- y vendada también la derecha -rotura del calcáneo, uno de los huesos del pie"Siempre, siempre, me han tratado bien aquí". Shoki-y llegó en 1974 y desde entonces enseña a mover el vientre a sus alumnas -unas 50 al día- y dirige un grupo de baile.Sus alumnas, que ayer fueron a clase como cualquier día, hablaban de racismo y decían que van a firmar una carta. "Espero recuperarme bien,porque tengo un cuerpo muy fuerte. Ahora me dedicaré a escribir un libro". Oía- la música y decía: "Me apena mucho no poder bailar. Y no podrá en una buena temporada", gracias, según dice él, a dos jóvenes "de pelo muy corto, que estaban cerca de mí, en el templo de Debod".

Cazadoras

Habían pasado ya las siete de la tarde del domingo. Por la mañana, los seguidores del general Franco habían conmemorado su muerte en la plaza de Oriente, a dos pasos del templo.Él estaba solo, mirando por un catalejo, en uno de los laterales del templo. Los muchachos llevaban cazadoras idénticas, "negras, con una cruz roja, así [dibuja algo parecido a. la cruz de Santiago] en la manga, vaqueros normales, el pelo muy corto y muy parecidos de cara". "Se acercaron y me dieron un empujón", susurra él, operado hace poco de la laringe. No medió palabra. "No había verjas allí", cuenta su mujer, Rosa, que es española, "y tampoco había nadie". El bailarín cayó rodando por un terraplén -unos 15 metros- y se quedó sentado, sin poder moverse.

Recuerda que unos policías "con un coche azul" [como algunos de los que utiliza la Policía Municipal] le evacuaron al hospital Clínico. Luego volvió a casa en ambulancia. Rosa, que convive con el bailarín desde hace 10 años, dice que denunciará hoy la agresión y asegura que ella sí ha notado los gestos racistas. Tiene miedo. "Que no sepan dónde vivimos".

Portavoces de la Policía Municipal y de la Policía Nacional aseguraron que no tenían constancia de la intervención de. agentes del cuerpo en el auxilio al bailarín.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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