¿Dónde estará en cinco Meses?
El trabajo de Vasílievich durante la primera parte del encuentro, en el balneario montenegrino de Sveti Stefan, fue muy eficaz. Fischer estaba satisfecho porque, de rebote, él era inaccesible para los periodistas. Todo salió bien. Hubo un atentado con pistola en los alrededores del escenario, pero sin conexión alguna con el magnate, que en Be1grado teme por su vida desde que algo falló en su sistema de seguridad y dos coches Mercedes de su propiedad, aparcados a cinco metros de la puerta del hotel Intercontinental, fueron quemados por no se sabe quién.Esa angustia acrecienta los métodos autoritarios de Vasílievich, listo, pero de bajo nivel cultural, que se desahoga en las pequeñas parcelas de poder. Todos los artículos escritos para ser publicados en el boletín diario del encuentro Fischer-Spasski debían ser filtrados por él. Cualquier alusión contraria a Fischer o a él mismo era inmediatamente censurada. Cuando el estadounidense pidió que todos le llamasen campeón del mundo -fue desposeído del título al negarse a defenderlo en 1975 por desavenencias con la federación internacional-, Vasílievich exigió en vano a los peridistas que le enseñasen una fotocopia de sus artículos para entrar a la sala de juego.
Sin embargo, esas pequeñas muestras de despotismo no inquietan a casi nadie en una capital donde la violencia se huele en cada esquina. "El retorno de Fischer dá de comer a muchas familias. Cuando todo termine, no sé qué será de nosotros", comentaba Dragan, un guardia de origen croata que formaba parte del séquito del patrocinador. Muchos dicen que la rebelión civil y el caos absoluto son inevitables en Serbia antes de cinco meses. Para entonces, Fischer estará a salvo y su dinero también en una cuenta suiza. ¿Pero dónde estará Vasíllevich?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.