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Numancia en la Nacional VI

El dueño del último chalé por expropiar en la carretera de La Coruña proclama su resistencia

La casa se llama Villa Gloria, pero más bien parece Villa Numancia. Es la única que queda pendiente de expropiación para ampliar el primer tramo de la carretera de La Coruña (N-VI). Eugenio Blanco de Córdova -uno de los cuatro copropietarios- vive con su familia en esta vieja finca atronada por el tráfico. "Me resisto porque la expropiación es ilegal", explica. Su no pasarán es matizado: "Que me den licencia y dinero suficiente para construir detrás".

Villa Gloria está a punto de convertirse también en villa infierno. "Cuando la construyeron, estaba a 30 metros de la carretera. Ahora, me la quieren dejar a cuatro". Eugenio Blanco de Córdova, ingeniero de 56 años, mira por el ventanal de la salita. La acacia que la sombrea está condenada a muerte por asfalto, como los 630 metros cuadrados de jardín delantero que lindan con la carretera de La Coruña en el kilómetro 9,9.El edificio, levantado antes de la guerra civil en este final de la cuesta de las Perdices, está ahora a 15 metros de la autovía. La familia Blanco de Córdova -matrimonio y cinco hijos- convive con los casi 130.000 vehículos que utilizan a diario la N-VI. "Los fines de semana son relativamente tranquilos, porque hay mucho atasco y eso da menos ruido. En cambio, los martes son tremendos Con tanto camión", apunta Eugenio.

Discriminado

Hace un mes, cuando casi todas las vallas del tramo de expropiación Aravaca-Puerta de Hierro estaban ya en el suelo, Blanco de Córdova recibió la hoja de aprecio, la valoración de los daños que iba a sufrir la finca que heredó de sus padres y mantiene en copropiedad con tres hermanos.Según afirma el afectado, el documento marca la expropiación de todo el frente delantero: 60 metros de largo por 10,50 metros de fondo. "Valoran ese terreno en 22 o 23 millones de pesetas. El daño por acercar la carretera a cuatro metros de la casa y, por tanto, dejarla inhabitable lo tasan en 5.400.000 pesetas", añade. Eugenio Blanco de Córdova se siente discriminado respecto al resto de los expropiados, que, según sus datos, han recibido compensaciones mucho mayores, en general por la vía del mutuo acuerdo.

Considera que a él le excluyeron de ese sistema por haber protestado ante el ministro de Obras Públicas y haber pedido el cese del jefe de la demarcación territorial. "A algunos les han dado más de cien millones por el daño en la casa y a mí me quieren despachar con cinco", asegura.

Este vecino, que en parte achaca su infarto de agosto a los disgustos de la carretera, ha recurrido, ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid lo que considera una expropiación ilegal, entre otras cosas porque se han incumplido los plazos. La Administración niega las irregularidades y matiza que los otros tres copropietarios de la finca han aceptado. "Es que ellos no viven aquí", explica Eugenio Blanco de Córdova.

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Indemnización

Tiene las excavadoras a pocos metros de esta casa de 700 metros cuadrados en deficiente estado. Le agobia ser el último obstáculo para la ampliación y sólo ve una salida. Por un lado, que el Ayuntamiento le dé licencia para construir al fondo de la finca, de 8.000 metros cuadrados. Por otro, que Obras Públicas le indemnice con una cantidad -a partir de 50 millones de pesetas- que le permita edificar ahí una casa nueva. Mientras, sigue dispuesto a resistir.

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