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Las amenazas de Hassan II disparan el precio del 'billete' de las pateras

El precio de los billetes de las pateras que cruzan ilegalmente el estrecho de Gibraltar se ha disparado como consecuencia de las amenazas de rey Hassan II de Marruecos contra los traficantes ilegales de emigrantes y de estupefacientes, a los que ha decretado una guerra sin cuartel. El viaje clandestino cuesta ahora unas 120.000 pesetas, cuando hace unas semanas rondaba las 70.000, según han asegurado pescadores de la zona convertidos ocasionalmente en pasadores ilegales.

La operación policial no ha hecho más que empezar. Tánger, Tetuán o la antigua Castillejos, cerca de la frontera de Ceuta, han dejado ya de ser el punto de cita de los inmigrantes magrebíes y africanos que pretenden pasar ilegalmente el Estrecho en patera.La primera señal de alarma la dio la propia Gendarmería Real, que protagonizó una incansable operación de rastreo por el núcleo antiguo de Tánger, el lugar preferido, por los inmigrantes clandestinos, donde podían permanecer a salvo, confundidos entre un mar de turistas y de visitantes.

El cerco policial se completó días después con la aparición de helicópteros que de manera permanente sobrevuelan las costas mientras en el mar patrullan las embarcaciones. Además, los controles habituales de la gendarmería en las carreteras y en algunos. accesos a las playas se han vuelto mucho más estrictos.

"Pero el tráfico ilegal no cesa", afirmaba un pescador de la región de Tetuán, que se confiesa pasador ocasional de inmigrantes. "Lo único que sucede es que ahora se ha convertido en una operación mucho más arriesgada y, por con, siguiente, bastante más cara. El billete a España cuesta casi el doble. Pero nunca dejará de haber viajeros clandestinos", afirma mientras señala las montañas del Rif, donde se diluye una población difícilmente censada y controlada.

No existen caminos. La única ruta es una larga y sinuosa cinta de asfalto que parte desde Tetuán, pasa al pie de Xauen, continúa por Bab Taza, Bab Berred, Ketama, Targuist y desemboca en Alhucemas. Esta carretera fue construida por soldados españoles durante el periodo del protectorado y hoy continúa siendo la arteria principal que conduce a España. El resto del Rif está cruzado por una madeja de caminos y senderos que desembocan en las cabilas más recónditas y por los que la policía y la gendarmería se adentran en contadas ocasiones.

"Ahora prefieren permanecer escondidos en el bosque, en el campo, esperando el momento para llegar andando hasta cualquier lugar de la costa, embarcarse en una patera y cruzar el Estrecho. Sería absurdo esperar en las grandes ciudades o partir de la playa de Martil, junto a Tetúan, donde hay ya más policías que bañistas", continúa el pescador rifeño.

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Pero la inmigración ilegal y el despliegue policial parecen no preocupar excesivamente a los dirigentes políticos de la región, más atentos a las elecciones municipales o a la injerencia de las redes de traficantes de drogas en los aparatos de la Administración local. Para Mohamed Raisuni, candidato por el Movimiento Popular a la alcaldía de Ued Lau, a 50 kilómetros al este de Tetuán, el tráfico ilegal de trabajadores hacia España continuará mientras existan bolsas de dinero negro en Europa.

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