_
_
_
_

El Madrid, a la espera de Martín Vázquez

Aquel Madrid de tiempos no tan lejanos (tres temporadas), que atacaba en avalanchas y mareaba a los defensas rivales, le habría metido siete goles al Valencia de ayer. El Madrid de ahora le marcó dos y gracias. Fue una noche, insípida, con un Madrid que pasó el compromiso sin brillantez a la espera de la llegada de Martín Vázquez.Bernard Tapie, presidente del Marsella, estuvo en el palco del Bernabéu probablemente para ver a Prosinecki -aunque Mendoza dice que no lo quiere vender-, pero debió anotar en su agenda mental el nombre de Michel. De nuevo fue la inspiración puntual de Michel, el mejor en los últimos meses, quien salvó el problema. Desaparecida esa autoflagelación mental que le causaba el no ser el más querido de la quinta, Michel es en estos momentos el único jugador del Madrid que realmente marca la diferencia. Sus apariciones en escena, breves anoche, bastaron para doblegar a un triste Valencia.

Más información
Sanchis recuperó su puesto y perdió la costumbre de sacarse la camiseta
Mendoza, Prosinecki y Tapie

El rendimiento que dio ayer el Valencia es muy preocupante para el fútbol español. Con un presupuesto muy elevado y con jugadores de categoría, el Valencia debería luchar por el título de Liga. Pero es un equipo blandengue, fofo de espíritu, que acabará luchando por un modesto puesto en la Copa de la UEFA. Anoche salió al campo derrotado, con mentalidad digna de un Segunda B en partido de Copa. Hiddink colocó a cinco jugadores atrás e inició la presión sobre el Madrid tan atrás que le cedió 80 metros al Madrid. No sólo eso. Torpe como nunca, Fernando, que debía organizar el juego del Valencia, se convirtió en un boicoteador indirecto de sus compañeros. No dio un solo pase en condiciones en todo el partido. Además, el Valencia, excepto en cuatro contraataques, fue incapaz de controlar el balón más allá de 30 segundos. Y para redondear la noche, Penev, el único hombre que aún tiene algo de agresividad en este equipo, apenas jugó unos minutos. El miércoles disputó un partido con Bulgaria en Suecia, y llegó a media tarde de ayer a Madrid. Demasiadas concesiones.

Pero los goles no llegaron hasta que el Valencia se quedó con 10 por expulsión de Roberto. Ya las ventajas eran tantas que al Madrid sólo le restaba que le quitasen al portero valencianista. Y fue entonces cuando surgió Michel, que corrió en pos de un balón imposible para recoger lo con la punta de la bota y colocárselo en la cabeza a Hierro. Fue lo mejor de la noche.

En la grada no estaba Martín Vázquez, que llega hoy a Madrid. El equipo está pidiendo a gritos su ayuda. Pero la diferencia entre el equipo que dejó Martín Vázquez y el que va a encontrarse es abismal. Aquel era un bloque de oro puro: Sanchis, Schuster, Gordillo, Michel, Martín Vázquez, Butragueño y Hugo Sánchez en la plenitud de sus carreras. Siete tipos que la tocaban y que siempre miraban hacia adelante. El Madrid de ahora es inferior. Faltan hombres y algo de la calidad que antes sobraba.

Pero, aún así, hay detalles, incluso en partidos tan aparentementes blandos como el de ayer, que insinúan que algo está cambiando en este equipo., En las dos últimas temporadas, el Madrid se paseaba como alma en pena. El descontrol táctico era evidente. Ahora se ve un trabajo organizativo. El equipo presiona, trabaja y se coloca con coherencia en el campo. Pero le faltan dos cosas: autoconfianza e inspiración ofensiva.

Esas carencias son lógicas si el Prosinecki actual es el encargado de llevar el equipo. Está en un período terapéutico y Floro es valiente apostando por una terapia de choque. Aunque ayer estaba motivado, el miedo evidente a chutar fuerte repercute en su rendimiento y en la confianza que transmite a sus compañeros. Corre demasiado con el balón pegado a las botas, acariciándolo más que golpeándolo. Y, curiosamente, marcó su gol en una de las pocas acciones en las que jugó sin balón.

Y un detalle final. Sanchis, por primera vez, jugó con la camiseta por dentro del pantalón. Ha sido necesaria una asamblea de socios para acabar con una superstición personal tan gravosa para la imagen. del club. Habrá que ver si en el futuro alguien plantea otros temas cruciales en tan importante reunión. Por ejemplo, que todos los jugadores lleven el pelo cortado al cero; o que compren coches únicamente de color blanco. El fútbol mejorará, sin duda.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_