Acampada forzosa
Los hermanos Aguilera Sánchez no son gitanos y tampoco se consideran marginados sociales, pero creen que tienen derecho a una casa. Vivían hasta el pasado jueves con sus cuatro familias en un chamizo, sin agua ni electricidad, del barrio de Bilbao. Algunos incluso trabajan. Ahora tienen las mismas responsabilidades, pero duermen bajo el cielo tapados por la lona de unas tiendas de campaña. El Ayuntamiento derribó ese día su vivienda en una pelea por desarrollar la zona que dura muchos años porque sostiene que no habitaban ahí y porque no reúnen los requisitos para ser realojados. "Ahora resulta que después de llevar aquí ocho años pagando la contribución no tenemos ningún derecho", explica indignado Álvaro Mendizábal. Álvaro es el marido de Carmen Aguilera Sánchez, la portavoz de este grupo de siete adultos y cuatro niños que para protestar han decidido acampar en el solar de su antigua vivienda, entre las calles de Francisco Villaespesa y Ledesma. El Ayuntamiento ha programado para erradicar esta zona de deterioro una rehabilitación urbanística. El espacio ocupado hasta ahora por casas bajas y chabolas albergará 734 viviendas. Algunas de las 186 familias afectadas han sido realojadas; otras, expropiadas ("3.500.000 peseta por una casa de 150 metros con cinco herederos", explica Pilar Peña), y unas cuarenta han quedado pendientes. Los Aguilera Sánchez, ni eso.
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